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Opinión: Un tricampeón inmaculado, por Emilio Pérez de Rozas

Opinión: Un tricampeón inmaculado, por Emilio Pérez de Rozas

Tú le puedes dar tantas vueltas como quieras al asunto. Diez, cien, mil vueltas, vale, perdón, perdón, quiero decir, suficiente. Puedes pensar en clave organización del Mundial, en clave Dirección de Carrera, en clave Yamaha, en clave Honda, en clave Valentino Rossi, en clave Marc Márquez?.al final, siempre gana Jorge Lorenzo. ¿Por qué?, porque ha sido el más veloz, el más correcto, el más deportivo, el más pulido, el más, más, con diferencia.

Solo protagonizó un feo, su dedo pulgar derecho hacia abajo en el podio de Sepang (Malasia) cuando Dirección de Carrera permitió que Rossi disfrutase de su inmerecido tercer puesto y sus buenos (perdón, malos) 16 puntos. Y, encima, quince días después, en Cheste (Valencia), Lorenzo pidió disculpas a todo el mundo. "No es bueno que los niños nos vean hacer esos gestos. Me equivoqué. Pido disculpas".

Lorenzo ha sido el mejor los viernes, el mejor los sábados, casi el mejor los domingos. Ha sido el más veloz en el 75% de los entrenamientos, ha sido líder 274 vueltas por 50 de Rossi, ha terminado más veces por delante del italiano que el 'Doctor' por delante de él, ha sumado más puntos?.Es justo campeón, es el mejor tricampeón y Rossi, que se olía la tostada desde Japón (o eso dice), encima vomitó sobre Márquez el jueves de Sepang, le dio una patada cuatro días después, criticó a Pedrosa en Aragón porque le peleó y le arrebató la segunda plaza "cuando Dani no se jugaba nada" y, al final, en las últimas cinco vueltas del GP de Valencia, les pide a los españoles (les exige, tal vez como monarca designado), que le hagan el trabajo sucio, cual jefe calabrese, para poder coronarse, por décima vez, campeón del mundo desde el cuarto puesto de la carrera a 20 segundos de todos ellos.

No tiene sentido. Rossi fue el primero en perder las formas. Y, no solo eso, su historial, su prestigio, su celebridad, su credibilidad, su posición en el mundo de las dos ruedas, ser un ejemplo, un icono, debió de haberle hecho reflexionar porque un comportamiento así ("ha tratado de obtener fuera de la pista lo que no podía conseguir en la pista", dijo en Malasia el portugués Miguel Oliveira, subcampeón del mundo de Moto3, futuro dentista y piloto culto y políglota) lo puede tener todo el mundo, o a todo el mundo se le consentiría, menos al mito.

Pero había tanto en juego para Rossi y su multimillonario negocio VR46 que había que forzar la máquina, buscar el apoyo de toda Italia y sus medios de comunicación (el primer ministro Matteo Renzi se sacó "el sombrero por Rossi" ayer desde Arabia Saudi), para intentar no salir el último en Valencia.

Puedes mirarlo como quieras y, al final, siempre encontrarás muy justo que Jorge Lorenzo, ganador de más carreras que nadie (7) en un Mundial donde ha habido hasta cuatro triunfadores, se haya hecho con la corona mundial. Porque el mallorquín jamás mereció reproche alguno, así que sería bueno que no tratasen de descafeinar un título que ha sido inmaculado y ganado viniendo desde atrás, en un final de campeonato que su rival y compañero de box (sí, aún deberá de soportarlo un año más y permitir que le copie sus datos, que le 'robe' su telemetría) ha tratado de ensuciar, de judicializar, para tratar de correr la última carrera en igualdad de condiciones que Lorenzo. Y, es más, que lo sepan, aún sin salir el último, Rossi hubiese perdido ante Lorenzo.

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