El Mundial de MotoGP vivió ayer una de las más emocionantes jornadas de entrenamientos de los últimos años, en la que el mallorquín Jorge Lorenzo sorprendió a propios y extraños consiguiendo no solo la pole position, sino también un estratosférico registro que supuso el nuevo récord del circuito Ricardo Tormo de Cheste.

En un día en el que el calor marcaba las estrategias a seguir, los neumáticos asimétricos proporcionados por el fabricante japonés Bridgestone fueron inesperados protagonistas. Los entrenamientos matinales, en los que se suelen hacer los simulacros de carrera, significaron un jarro de agua fría para el mallorquín. Su máximo rival y aspirante a ganar su décimo título, el italiano Valentino Rossi, terminaba la combinada de tiempos en un sorprendente segundo puesto, mientras que el balear lo hacía en un inesperado quinto lugar. Con evidentes gestos de decepción, Lorenzo se bajaba de su montura mientras miraba con recelo el neumático trasero de su Yamaha, los últimos que Bridgestone montará en un gran premio de motociclismo ya que a partir del próximo año será la francesa Michelín la suministradora única de neumáticos. De nuevo, como en otras ocasiones a lo largo de esta temporada, un neumático en mal estado enviaba al traste toda una sesión de duro trabajo.

Tras una mañana para olvidar, los entrenamientos de calificación para el mallorquín no empezaban mucho mejor de lo que habían terminado los matinales. Más nervioso de lo habitual en una jornada de clasificación, el palmesano retrasaba su salida a pista por problemas con la visera de su casco. Mientras los mecánicos e ingenieros de su lado del box cruzaban miradas furtivas, los más que evidentes signos de tensión provocaban que en su primera vuelta lanzada los tiempos no fueran nada halagüeños. El mallorquín quedaba a medio segundo de Marc Márquez, mientras observaba cómo el también piloto de Honda Dani Pedrosa se colocaba en segunda posición, relegando al de Palma a una más que incómoda tercera plaza, nada satisfactoria pero todavía dentro de los planes iniciales.

El cambio de neumáticos, a mitad de la sesión de entrenamientos, supuso un giro radical en la tendencia del día para Lorenzo. Tras una vuelta de calentamiento en la que el balear intentaba que nadie se le colocara a rueda, inició un giro al circuito de Cheste que iba a ser la "mejor vuelta de mi carrera", en palabras del propio Lorenzo. Curva tras curva, parcial tras parcial, la prensa especializada se sorprendía en la abarrotada sala de prensa de Cheste de cómo iba tomando forma una obra de arte en forma de vuelta de calificación. Los tiempos parciales iban camino de ser imbatibles, no solo en el día de ayer, sino quizás en muchos años y así, tras negociar curva tras curva una vuelta perfecta, el cronómetro se detenía en un estratosférico 1:30:011, rebajando en más de dos décimas el anterior récord del circuito, en poder de Marc Márquez desde 2013 y que, ya en su momento, fue considerado un tiempo imbatible.

Al final, la jornada de entrenamientos más anhelada de los últimos años tuvo en el día de ayer el final más feliz que se podía esperar para el mallorquín Jorge Lorenzo. El cuatro veces campeón del mundo de motociclismo -dos en 250 cc. y dos en MotoGP- saldrá así desde la pole position del gran premio de la Comunitat Valenciana, la primera en su carrera en MotoGP, en la que muchos ya han llamado la "carrera del siglo", y viendo cómo todo se pone de cara. Quizás la pole de ayer sea el preludio del quinto título mundial con sabor mallorquín.