Veinte minutos después de que la mallorquina Sebastiana Llabrés atravesara la línea de meta de su primer maratón, la segunda clasificada, Monica Fischer, hacia lo propio. En ese tiempo Llabrés ya había atendido a la prensa, a sus amigos, había recuperado energías y no paraba de sonreír. Sonreía porque no se lo esperaba. Ni su posición, ni su marca, ni lo bien que se lo había pasado. De un total de 840 atletas que finalizaron la prueba, ella fue la octava. Llegó dieciséis minutos más tarde que el primer clasificado. Y era su primer maratón. "¿Bajar de las tres horas? Ni me lo creo. No buscaba eso, pero ha salido así".

Mientras que para la mayoría de atletas el calor fue un hándicap al que tuvieron que enfrentarse a lo largo de la carrera, Llabrés agradecía el buen tiempo que había hecho. "El día acompañaba para correr, la gente animaba y todo ha sido perfecto. Es cierto que no era fácil porque correr por el centro de Palma es complicado, con subidas y bajadas, pero todo ha salido bien".

Llabrés y Tolo Fiol (tercer clasificado masculino absoluto) pusieron el acento mallorquín a un podio repleto de extranjeros. Jugaban en casa, y así se lo hizo saber el público allí presente. Su familia, amigos y clubs le arroparon en todo momento. Estrenarse con victoria no tiene porqué tener mérito pero lo que hizo ayer Llabrés no tiene palabras.