Tras una larga noche de sábado y todo un domingo de fastos y festejos, celebrando con todas las letras el histórico hito conseguido por el Llosetense, con el ascenso a Segunda División B, llega hoy lunes la hora de coger la calculadora y hacer números. Es el momento en el que Pere Ignaci Prieto, presidente de un club al que cogió hace nueve temporadas con su primer equipo en Segunda Regional, constate la viabilidad o no de un proyecto deportivo para una entidad sita en una población que apenas sobrepasa los 5.600 habitantes. Un hecho a tener en cuenta, ya que después de una gran alegría, toca ser fríos y apostar por la decisión más correcta, ya que el futuro inmediato de esta histórica entidad, con 92 años de existencia, está en juego.

De entrada, el presupuesto para el primer equipo se dispararía. De los 40.000 euros (70.000 para todo el club) se pasaría a los 200.000. Cinco veces más para un equipo de ´low cost´, con jugadores a coste cero -aunque la normativa de competiciones obliga a un mínimo de cuatro futbolistas profesionales- y un proyecto muy modesto y ajustado a la realidad económica de una entidad que esta temporada apenas ha contado con poco más de setenta socios pese al histórico entradón del pasado sábado en el polideportivo de ´es Puig´. Y es que la realidad de la Segunda B dista muchísimo de ser un paraje idílico, por lo áspera de la competición y, sobre todo, por el elevado coste que tiene por desplazamientos, arbitrajes y otros gastos.

Otro tema es el del técnico, Óscar Troya. Aunque el entrenador del ascenso recibirá -no puede ser de otra forma- una oferta de renovación por parte de la entidad llosetina, no es descartable que Troya cierre su ciclo en Lloseta. Y con él, quizás algún jugador del núcleo duro del primer equipo que acompañaría al técnico en su próximo proyecto deportivo. Si eso fuese así, el nombre que se postula con más fuerza es el de Nico López. Escaldado aún por la abrupta forma de salir que tuvo del Atlético Baleares, López encabezaría un ilusionante desembarco en Lloseta que valdría tanto si se juega en Segunda B como si finalmente se renuncia al salto de categoría. Y con jugadores del fuste de Cristian y Mayrata, a los que ya tuvo en el Atlético Baleares y que podrían acompañar al propio Nico, siempre y cuando Óscar Troya no siga en Lloseta.

"Queremos jugar en Segunda B"

Así de tajante se muestra el presidente de la entidad, Pere Ignaci Prieto, a DIARIO de MALLORCA. Sabe de lo complicado y a la vez costoso de un proyecto en una categoría tan cara como es la Segunda División B. "Esperemos que a través de las aportaciones de empresas privadas podamos reunir esta cantidad que debemos tener, que no será nada fácil", agregó. "Este lunes empezaremos las reuniones con la junta directiva para planificar lo que tenemos que hacer. Tenemos de plazo hasta el martes de la semana que viene para comunicarle a la Federación si finalmente aceptamos la plaza o tenemos que renunciar", resaltó. Y es que el máximo mandatario, no por repetitivo, se aleja de su idea original. "Se jugará en Segunda B si alguien quiere apostar por nosotros -en referencia al empresariado privado de la comarca-. No puede ser de otra manera, si no nos ayudan, será imposible afrontar este proyecto en Segunda B. Y si no se puede jugar en esta categoría, no se jugará. No está el club para pagar fiestas ni podemos hipotecar la entidad. Si hay dinero, se jugará. Si no, mala suerte, se jugará en Tercera", sentencia.