El paro en el fútbol balear se consumó. Hoy persistirá. Cerca de treinta mil personas, entre jugadores, árbitros, entrenadores y, entre otros, delegados secundaron ayer y el pasado viernes la huelga convocada por la Federació de Futbol de les Illes Balears en contra de la Ley de Emprendedores, que obliga a los clubes modestos a dar de alta en la Seguridad Social y Hacienda a todos sus empleados.

La protesta comenzó en la jornada del pasado viernes, cuando ya no se disputó ningún encuentro de las categorías más inferiores, como son la benjamín y la prebenjamín. Ayer se siguió con la misma tónica en el que es el día que concentra más partidos y hoy se mantendrá el paro.

La estampa de los terrenos de juego completamente vacíos ha sido este fin de semana una imagen atípica dado que son centros llenos de vida y de gente, especialmente los sábados y domingos. Solamente algunos aficionados despistados, que no sabían que había huelga, y algunos equipos que decidieron entrenar y celebrar algún partido amistoso para no perder el ritmo de competición, fue el único movimiento que se pudo percibir en los campos.

Esta inusual medida en el deporte balear se debe a la repulsa total por parte de todo el balompié de la intención de que todos los componentes que trabajan casi de manera desinteresada en los clubes y en los distintos estamentos de la federación coticen y tributen. Los afectados ven con buenos ojos que haya una regulación en un régimen especial, pero rechazan la nueva normativa que les equipara al régimen general, con todo lo que conlleva eso.