El último adiós al atleta Yago Lamela congregó esta tarde en la iglesia avilesina de Santo Tomás de Cantorbery a una multitud que quiso testimoniar su pesar por el inesperado fallecimiento de un hombre que con sus éxitos en el foso de salto de longitud puso de moda una disciplina deportiva minoritaria y que aún hoy es recordado con inmenso cariño dentro y fuera de la ciudad que le vio crecer.

Cientos de personas han asistido al funeral por el exatleta, cuyo féretro recorrió el pasillo de la iglesia entre vítores y aplausos como si de un salto se tratara.

La emotiva entrada del féretro a la iglesia se convirtió en un momento sobrecogedor, con el ataúd de uno de los mejores atletas españoles de todos los tiempos, a hombros, entre otros, del entrenador que le llevó a la elite, Juanjo Azpeitia, a cuyas órdenes alcanzó la marca de 8,56 metros en el Mundial del año 1999, en Maebashi (Japón).

Los otros encargados de trasladar el féretro fueron atletas muy próximos al finado, el excampeón mundial de lanzamiento de peso y compañeros de Lamela en la cita de Maebashi, Manolo Martínez; el saltador al que entrenó en los últimos meses, Alfonso Álvarez; los excompañeros del equipo de la Universidad de Oviedo, Rogelio Rivas y Pedro Pablo Nolet, y de la selección, Monchu Miranda.

Los familiares de Lamela, rotos por el dolor, esperaron dentro del templo la llegada al altar de los restos mortales de Lamela, que fueron portados, entre otros, por atletas retirados y en ejercicio. En el oficio religioso, el sacerdote repasó la brillante trayectoria deportiva de Yago Lamela y trató de consolar la inmensa pena de sus allegados.

A la salida, el ataúd de Lamela abandonó entre aplausos la iglesia de Santo Tomás de Canterbury a hombros del técnico que le aupó al éxito, Juanjo Azpeitia, junto a cinco atletas amigos del deportista fallecido -Manolo Martínez, Alfonso Álvarez Cuervo, Rogelio Rivas, Monchu Miranda y Pedro Pablo Nolet.

Los aplausos y los vítores al exsaltador acompañaron el paso del féretro, seguido de cerca por los padres, hermanos y miembros de la familia.

Entre los asistentes al funeral se encontraba la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela; el director general de la Federación Española de Atletismo, José Luis de Carlos; y el máximo responsable de la territorial asturiana, Adelino Hidalgo.

El técnico Rafa Blanquer, con el que Yago Lamela se entrenó tras dejar de hacerlo con Juanjo Azpeitia, y la exmanager del deportista, Julia García, también se desplazaron hasta la ciudad natal del deportista para acompañarle en su despedida, en la que también estuvo la atleta palentina Marta Domínguez, visiblemente emocionada.

Tras la celebración de la misa, el coche fúnebre trasladó los restos del deportista al cementerio municipal de La Carriona, donde recibió sepultura en la intimidad del entorno familiar, el cual apuntó, a raíz del fallecimiento, que Lamela "estaba lleno de planes de futuro".

El Ayuntamiento de Avilés ha decretado un día de luto por el fallecimiento del exatleta y ha instalado un libro de condolencias en el vestíbulo del Complejo Deportivo de El Quirinal, el lugar en el que Lamela, días antes del trágico desenlace, asistió a una competición deportiva.

El cuerpo sin vida del exsaltador fue hallado en el domicilio de sus padres en la ciudad avilesina, en la que vivía el atleta, que tras concluir su carrera deportiva atravesó algunos problemas psicológicos, que le obligaron a una corta estancia internado en la unidad de Psiquiatría del Hospital San Agustín.

En su palmarés destaca haber sido subcampeón del mundo en tres ocasiones -con una marca de 8,56 metros en dos de ellas tanto en pista cubierta como al aire libre- y medalla de bronce en los Mundiales de París 2003.

Lamela protagonizó duelo épicos con el cubano Iván Pedroso, cuatro veces campeón del mundo y una olímpico en salto de longitud, quien se mostró "muy impactado" por el fallecimiento de uno de sus grandes rivales en la pista, al que dijo, "nunca podías darle por ganado".