Yago Lamela murió de un infarto, según se desprende de la autopsia que se acaba de realizar en el Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, en Oviedo.

En el estudio, según fuentes cercanas a la investigación, no se han detectado restos de pastillas, cuya ingesta podría haber provocado la muerte. Según ha podido saber el diario LA NUEVA ESPAÑA, en la inspección ocular de la vivienda del atleta se apreció que había vomitado antes de fallecer.

La alcaldesa de Avilés, ciudad natal de Yago Lamela, ha decretado un día de luto oficial a partir de este viernes, tras el fallecimiento del mejor atleta asturiano de la historia.

"La verdad que es muy triste. En este momento lo que queremos es dirigirnos a la familia, mostrarles todo nuestro apoyo y transmitirles la tristeza que tenemos después de los primeros momentos de una conmoción y de un disgusto terrible por haber perdido a Yago. Creo que hablo en nombre de todos los ciudadanos y ciudadanas de Avilés. Una persona muy, muy joven. Siempre estamos apenados cuando conocemos a personas que fallecen, pero si, además, esta persona es de 36 años, y una persona como Yago pues desde luego muchísima tristeza", se lamentó la alcaldesa que así se lo ha transmitido a la familia del fallecido, especialmente a su hermana que trabaja en el centro municipal de La Curtidora.

El funeral por Yago Lamela, fallecido a los 36 años, será este sábado a las cuatro de la tarde en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, en Avilés. A continuación, recibirá sepultura en el cementerio de La Carriona.

Yago Lamela fue hallado este viernes muerto en su domicilio de Avilés, en torno a las seis de la tarde. La noticia se extendió como un reguero de pólvora, y también las palabras de lamento y dolor por el fallecimiento del saltador cuyas hazañas marcaron un hito difícil de olvidar. Lamela tenía 36 años, pero ya pasó a ocupar el lugar en la historia que se ganó a pulso con sus gestas. Él era "el chaval que volaba".

Subcampeón mundial de salto de longitud en Sevilla, bronce en París, plusmarquista europeo. Y sin embargo pasó sus últimos años sumido en profundas depresiones desde que, hace una década, comenzaran sus problemas físicos, que acabarían jubilándolo del deporte. "Nunca pensé que me ocurriría, pero al dejar el deporte me quedé vacío", confesaba.

El cuerpo sin vida de Yago Lamela salió a las siete y media de la tarde del piso que compartía con sus padres, en la calle Severo Ochoa. Tendido sobre una camilla y cubierto, fue introducido en el vehículo del tanatorio, y después trasladado al Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, en Oviedo, para practicarle la autopsia.