El ciclismo mallorquín está de luto. Ayer, la familia ciclista, no sólo isleña, sino también nacional, perdió a uno de sus personajes emblemáticos, Toni Cerdà Tarongí a los 68 años de edad, fallecido a causa de una insuficiencia renal y hepática.

Nacido en la localidad de Algaida el 8 de agosto de 1944, mostró su pasión y sus magníficas dotes para el ciclismo, deporte que ha marcado su vida. Debutó en las competiciones en el año 1961 en categoría juvenil, la de menor edad en aquellos tiempos. Coincidió en las competiciones ciclistas con algunos de los legendarios nombres del ciclismo mallorquín como Jordi Cañellas, Miquel Riera, Jaume Llabrés, Gabriel Mascaró, Pep Rigo, Miquel Mas, Jaume Estarellas, Joan Garí, Toni Carreras o Tomeu Pou entre otros muchos.

Todavía en edad juvenil, demostró su enorme valía y capacidad física. Un año después de su debut, en el 62, participó en el Campeonato de España en la modalidad de contra reloj por equipos junto con Mascaró, Rigo y Riera, adjudicándose la medalla de oro. En los años posteriores, en carretera, siguió demostrando su capacidad con posiciones destacadas tanto en la Vuelta a Asturias como en la de Aragón, tercero en 1969. En Mallorca consiguió en 1965 el que hasta la fecha es el único triunfo mallorquín en el Cinturón Ciclista Internacional.

En esos años ya despuntaba en pista. Militó en el equipo Werner entre 1969 y 1972. Su mayor éxito fue la medalla de bronce en el campeonato mundial en la modalidad de medio fondo tras moto Stayer profesional celebrado en Leicester, en el Reino Unido.

Pasión por el deporte

Después de dejar la práctica del ciclismo, siempre siguió ligado al deporte que fue su auténtica pasión. Tras unos años de colaborar tanto con equipos como con la Federación Balear, llegó su época de relación con la RFEC. Tras acceder Joan Serra a la presidencia de la Nacional, en el año 86 se creó la comisión nacional de pista donde estuvo trabajando con los mallorquines Pedro Ramis, Jordi Cañellas, Tomeu Bosch, Teo Cabanes, Joan Gacías y Tomeu Caldentey.

La exigencia del equipo isleño para aceptar esa responsabilidad fue que la nacional inscribiera a sus ciclistas en los campeonatos mundiales y en los Juegos Olímpicos, en la modalidad de pista. Toni Cerdà entró en esa comisión, primero como asesor, después como técnico y, desde el año 1991 como responsable del equipo nacional junto con el ruso Nicegorochev. Tenían por delante el gran reto que significaban la Olimpiadas de Barcelona´92.

No defraudaron. Su mejor exponente fue el velocista gaditano de Chiclana de la Frontera, José Manuel Moreno, que firmó el mejor tiempo en la prueba del kilómetro que significó la ansiada medalla de oro. Habían transcurrido cinco años de la entrada del equipo mallorquín en la sección de pista de la nacional. Su empeño, tozudez y capacidad habían dado los frutos deseados.

El de Algaida, incluso después de la marcha de Joan Serra de la presidencia, siguió ligado a la RFEC asumiendo responsabilidades de distinto género hasta que regresó para instalarse definitivamente en su localidad natal.

En cuanto a su vida personal, casado con Juana Ana Amengual Puigserver, fallecida en 1987, tuvo tres hijos, Anita, Guillermo y Cati, quienes han estado a su lado desde que fue ingresado el pasado lunes en el centro hospitalario de Son Llàtzer.

Desde los primeros instantes estuvo en la unidad de cuidados intensivos como consecuencia de su grave estado. El equipo médico que le atendió había informado a sus allegados de la enorme gravedad de su estado. A primera hora de la mañana de ayer martes llegó la triste noticia de su fallecimiento. Sus familiares habían perdido a un ser querido. El ciclismo mallorquín se queda huérfano de una de sus figuras legendarias.

A la espera de la autopsia que se le ha de practicar hoy miércoles, su cuerpo estará en el tanatorio municipal de Algaida mañana jueves entre las 15:30 y las 18 horas. La misa funeral se celebrará también mañana a las 20 horas en la iglesia parroquial.