El Binissalem se cita con la historia

La localidad del Raiguer se paralizará hoy para animar a un equipo que, eliminatoria tras eliminatoria, ha sorprendido a todos. En la cuneta han quedado conjuntos de la talla del Mallorca B, Toledo o Rayo Vallecano B, formaciones de superior categoría.

Los pupilos de Tomeu Pons afrontan el partido con el ánimo intacto a pesar de la derrota en la última jornada liguera ante el Santanyí. La plantilla es consciente de las dificultades que tendrá ante sí. Pero el optimismo reina entre unos jugadores que el lunes, en el último entrenamiento antes de la confrontación, se conjuraron para superar el resultado de la ida.

El técnico azulón ha pedido a sus pupilos paciencia. Jugar con la ansiedad sería contraproducente ante un rival más experimentado y con jugadores que conocen bien su oficio. Pons no ha querido modificar los planes de preparación que le han llevado hasta las semifinales. Ayer los jugadores disfrutaron de día de descanso, tal y como ha venido sucediendo en anteriores eliminatorias. "Cuando algo funciona no tiene porque cambiar", afirmó el presidente de la entidad Jaume Vallés.

El ambiente es extraordinario. La directiva, que decidió que los espectadores que acudan al Miquel Pons no pasen por taquilla, espera que el recinto presente la mejor entrada de su historia. Ya en el partido de cuartos de final ante el filial rayista las gradas ofrecieron un aspecto inmejorable.

La historia del club casi centenario (el pasado 1 de marzo cumplió 98 años) puede dar un vuelco. Eliminar al Teruel representaría jugar una final nacional que, además, reportaría una importantísima inyección económica.

El club, a través de su directiva, ha realizado numerosos llamamientos a la población para que hoy acuda al Miquel Pons. "Y si es posible, todos con una camiseta azul", señaló el presidente, "para dar más colorido" a un partido que, ya de por sí, promete momentos apasionantes.