Tres puntos de quince. El bagaje es pobre, pero el Mallorca del sábado al menos apuntó maneras. No es un consuelo entender el planteamiento de un problema de álgebra si uno no sabe resolverlo, pero es mucho peor no descifrar ni lo que se nos pregunta. Los jugadores tienen cada vez más claro lo que quiere Caparrós y se esmeran en plasmar sus ideas. Evidentemente es un principio, aunque aún alejado del final. Sigue doliendo la derrota ante el Sporting, que hizo estragos en la moral de la plantilla y en la clasificación. El segundo tiempo del partido contra el Sevilla es lo mejor que le hemos visto a los bermellones en lo que llevamos de temporada, merecieron algo más que el empate; sin embargo duele que este nivel de concentración no brille ante contrincantes del mismo nivel o aún más bajo. Asignatura pendiente.

AHORA HAY TIEMPO POR DELANTE para repasar la lección, revisar conceptos, abordar una especie de mini pretemporada y recuperar lesionados. Quince días válidos para las recuperaciones de Nunes, Cáceres y Martí que amplíen el abanico de recursos a disposición del entrenador, aunque el principio de temporada del mallorquín augura el cobro de la factura que pasan los años y puede que haya que ir dosificando sus actuaciones. Las dos jornadas venideras, en Granada y contra el Racing, son cruciales para el futuro inmediato de la competición. Con ellas se habrá cubierto el primer tercio de liga y se trata de dos equipos que, seguro, estarán en la misma pomada allá por el mes de mayo.

HEMED EXIGE UN TRABAJO DURO. Salvo su demostrada capacidad y sangre fría a la hora de tirar penaltis, el israelí amaga pero no pega, dicho sea en términos pugilísticos. Su técnica no es mala, su visión de juego, tampoco y sin embargo casi siempre llega tarde al remate, cuando no se borra directamente de la acción. No confía en su pierna izquierda, es superable en el juego aéreo y demasiado dubitativo cuando debe seleccionar rápidamente una opción de pase o disparo. Diríase que rehusa la responsabilidad, pero sea cual se la causa de sus defectos, demanda atención específica si ha de competir en una liga tan exigente como la española, ya no por su calidad, sino por su igualdad.

EL DERBI DE SEGUNDA B se diluyó bajo la lluvia. El árbitro tinerfeño no quiso aceptar de buen grado la inutilidad de tan largo y absurdo viaje y decidió no suspender un encuentro que perdió el inexperto anfitrión. Hay que ser desahogado para cargar a los equipos de tan modesta categoría con los gastos arbitrales de un colegiado que ha de recorrer más de tres mil kilómetros, cuando los hay a menos de quinientos. Detalle aparte, el Baleares dio un baño de agua fría a los niños de Miquel Soler y Siviero mostró talante para manejar un vestuario de veteranos que, como se afirma en las tuberías del Estadio Balear, fracasarían si no se clasifican para disputar el play-off. El Mallorca B careció de oficio para sostener su ventaja inicial.

SER SUBCAMPEÓN DEL MUNDO no es ninguna tontería, sobre todo si antes uno ha sido ya el número uno de todas las categorías de un deporte tan duro, y últimamente peligroso, como el motociclismo. Lorenzo padre pasa más miedo cada día, Lorenzo hijo se desliga de este tipo de manifestaciones, aunque confiesa un exceso de ambición y riesgo en determinados momentos. El trágico accidente de Simoncelli ha marcado la conciencia de muchos pilotos, aunque no ha alterado ni condicionado la clasificación final del Mundial de Moto GP. Con las cartas ya fuera de la mesa, el futuro aguarda a los ingenieros de las fábricas en general y a los de Yamaha en particular.