El líder Atlético Baleares ya sabe lo que es perder. Los blanquiazules se dejaron ganar por un equipo que cumplió a la perfección y que ejecutó con maestría durante los 90 minutos las órdenes dadas por un entrenador veterano en estas lides, Emili Vicente, que supo, y de qué manera, ahogar a los hombres claves de Gustavo Siviero, que en muy escasos minutos del encuentro pudieron manejar el partido.

Hay que remontarse al 19 de diciembre pasado para hablar de una derrota del Atlético Baleares en su terreno de juego. Ayer a la décima de este campeonato fue la vencida. No obstante, y como mal menor, el cuadro palmesano sigue líder del grupo III aunque su renta con sus perseguidores ha menguado.

La propuesta del Lleida Esportiu ayer fue clara desde el pitido inicial. Dominio del balón, telaraña de jugadores rojos colocados en la divisoria del campo, acompañado de garra y extremada disciplina por parte de los ilerdenses. Esto supuso que el Atlético Baleares no encontrara su juego durante toda la primera mitad.

La insistencia por parte de los de Siviero en los primeros minutos del partido resultó un espejismo a medida que transcurría el encuentro. El Lleida se fue adueñando del centro del campo y además de abortar cualquier intento ofensivo de los de casa, en dos toques se presentaba ante la ayer un tanto dubitativa defensa blanquiazul. Al cuarto de hora ya contabilizaron los visitantes su primera clara oportunidad: un centro de David González lo finalizó Giménez con un disparo que rozó el palo izquierdo. Diez minutos más tarde y en pleno dominio del Lleida y de desbarajuste local, Imaz se deshizo de tres defensores blanquiazules y su disparo volvió a rozar el palo izquierdo. Ni en una ocasión consiguieron los locales inquietar al portero Ibáñez.

El Atlético Baleares debía cambiar de dinámica en la segunda mitad. La falta de imaginación y capacidad para improvisar frente al planteamiento del contrario debía aparecer en el segundo tiempo al contar con jugadores para hacerlo. Algo sí varió en la actitud de los todavía líderes del grupo. Sin embargo, no lo suficiente para contrarrestar la notable puesta en escena de los catalanes que ante la insistencia de los locales en buscar la portería contraria, retrocedieron unos pasos formando una línea de resistencia infranqueable para los hombres de Gustavo Siviero. Peor aún, porque en esta situación y a consecuencia de un traspié de los defensas blanquiazules Giménez lo aprovechó para decantar el partido a su favor.

Faltaban muchos minutos. Había que continuar trabajando y elaborando el fútbol necesario para contrarrestar el marcador. No lo entendieron así los jugadores del Atlético Baleares que cayeron en la trampa de los de Lleida, en hacer pasar los minutos con demasiadas artimañas que al final provocaron que tanto Lawal como Angulo vieran la tarjeta roja.