"Hay que trabajar las situaciones de balón parado, en eso sí que tenemos que cambiar". Joaquín Caparrós es consciente de que el Mallorca tiene un grave problema. Ya lo sufría con Michael Laudrup en el banquillo y ahora lo ha heredado el utrerano, que ya se ha dado cuenta de que los diez días de entrenamientos no han sido suficientes para corregirlo. Y eso que ha insistido en Son Bibiloni después de visionar los vídeos de los encuentros de su nuevo equipo en lo que se lleva de Liga.

?Los errores empiezan a sucederse más de lo habitual ya que acumula hasta cinco decisivos, de los ocho goles que ha encajado, en apenas siete partidos. Y eso son puntos que se dejan de sumar y que a final de curso pueden pasar factura. A este paso los adversarios que vayan a lanzar un saque de esquina sentirán que tienen medio tanto en el marcador. El último ejemplo se produjo el sábado ante el Valencia. Aouate cantó en su salida, Víctor Ruiz cabeceó y el rebote fue aprovechado por Rami para adelantarles. La mirada al cielo del cancerbero del Mallorca lo decía todo. Tenía una sensación similar a la misma que había experimentado, sin ir más lejos, en el Benito Villamarín.

?El internacional israelí, salvador en tantas ocasiones de los bermellones, volvió a realizar una mala salida tras un córner y Rubén Castro, que no estaba defendido por nadie, dio el triunfo al Betis a solo cuatro minutos del final. Un mazazo en toda regla. Y contra el Málaga la acción del tanto de la derrota nació en un lanzamiento de falta. Cazorla sirvió el balón y el remate de Demichelis rebotó en Chico y acabó entrando. Aunque quizá lo más sangrante es lo que sucedió en Pamplona. Raúl García marcó dos tantos idénticos, todos ellos con cabezazos limpios y sin oposición, que también venían desde el córner. Nadal se desquició en su único choque como técnico. De aquel encuentro se salvó un punto, pero no siempre correrá esa misma suerte. Hay que despertar.