La historia se compone de acontecimientos que se repiten cíclicamente. Naturalmente hay ciclos más largos unos que otros y los del Mallorca, en todos los casos, suelen ser cortos. La pasada temporada la fortuna le sonrió a Kevin García que, tranquilamente instalado en el filial, tuvo que subir para ocupar la plaza que, lesionados a la vez, habían dejado vacante Ayoze y Enrique Corrales.

Ahora la oportunidad se ha cruzado en el camino de Pedro Bigas que, a raíz de la entrada del propio Kevin y Pablo Cáceres en la enfermería, se encuentra con el reto de convencer a Joaquín Caparrós para hacerse con el puesto de lateral izquierdo que, en sí mismo y a la vista está, constituye toda una maldición.

Hace ya varias temporadas que el fútbol español anda escaso de defensas a quienes se les dé bien el uso de la pierna izquierda. El propio Vicente del Bosque se las vio y deseó para encontrarle un recambio a Capdevila, tuvo que cambiar de lado a Arbeloa y ahora se aferra a la feliz aparición de Jordi Alba, el jugador del Valencia llamado a ser la brillante excepción que confirma la regla.

El mismísimo Barcelona las ha pasado canutas y todavía anda buscando recambio para los Abidal, Maxwell, etc, después de su fallido intento por fichar al asturiano del Sporting, José Angel. Tampoco el Real Madrid tiene un recambio fijo y seguro para Marcelo, por lo que destacar en dicha demarcación no solamente adquiere carácter de especialidad, sino que supone una auténtica inversión de futuro por poco que uno destaque.

Hay que desearle suerte a este joven, que debutó ya en Pamplona y que, cabe recordar, fue Gustavo Siviero quien lo adaptó al puesto que ahora ocupa y en el que se enfrenta tanto a la responsabilidad de hacerlo bien, como a la esperanza de un porvenir al alcance de muy pocos. ¡Ojalá lo aproveche!