Las hostilidades continuarán en el seno del Real Mallorca hasta que salgan de escena Pedro Terrasa o Llorenç Serra Ferrer. Mientras tanto los administradores concursales han pedido a los dirigentes bermellones que sus disputas no traspasen las paredes de Son Moix para no entorpecer la marcha del equipo y poder centrarse en la preparación de la fase de convenio del concurso de acreedores, que debería abrirse a mediados de diciembre.

Estas últimas horas hay calma tensa en los despachos de Son Moix, pero nadie duda de que en cualquier momento puede saltar la chispa que reavive el incendio.

La crisis se cerró en falso el pasado 3 de octubre en un Consejo de Administración fallido en el que todos los contendientes en la disputa se limitaron a guardar las apariencias y acabó con una declaración de intenciones del presidente Jaume Cladera que no convenció a nadie.

El rencor sigue a flor de piel en los despachos de Son Moix y la ruptura entre Terrasa y Serra Ferrer es irreversible.

El director general está a salvo hasta el próximo mes de enero, cuando los administradores concursales se desvinculen del club. Entonces nadie duda que será destituido.