­El Manacor continúa siendo muy irregular en la Liga. Si en casa se está mostrando muy fuerte, cuando juega de visitante su potencial disminuye. Ayer, en Pinilla, demostró una vez más ser un equipo muy débil a domicilio. Los mallorquines dejaron escapar una buena oportunidad de arrancar algo positivo pero nada pudo hacer ante las decisiones del colegiado, que condicionaron el partido. El árbitro dejó al equipo con nueve jugadores al final del partido, aunque la primera expulsión llegó en el minuto 22. Un hecho que supo explotar perfectamente el Teruel, que consiguió sus dos goles cuando estaba con superioridad numérica.

Pese al inicio marcado por la igualdad, la candidez por un lado de los manacorins, cayendo continuamente en el fuera de juego y la rigurosa expulsión de Petete en el minuto 22 tras una entrada sobre Chirri fortaleció al Teruel. Con un jugador más buscaron con mucha más insistencia la portería balear. Souto, Gerardo y Chirri dispusieron de ocasiones para abrir el marcador, pero fue Víctor Salas, en el minuto 34, el que hizo el 1 a 0 tras una excelente jugada de Chirri. De ahí hasta la conclusión de la primera parte fue un querer y no poder el Manacor.

Tras el descanso, lo volvió a intentar el equipo manacorí, pero los locales, en el minuto 63, ampliaron la diferencia tras una falta lateral que sacó Chirri (uno de los más destacados del encuentro) al centro del área, encontrando la conexión con Aimar, que de brillante remate de cabeza colocó un 2-0 que parecía casi definitivo.

Pese al gol encajado, el Manacor no se hundió y continuó peleando, aunque sus llegadas fueron mínimas. La mejor ocasión antes del gol llegó en el minuto 80 en un error de Cristian que no supo aprovechar Barbón cuando se quedó completamente sólo ante el guardameta del Teruel.

Y a poco para la conclusión del partido, un nuevo fallo del Teruel en el centro del campo permitió a los mallorquines marcar el 2 a 1 por mediación de Rafa. Un gol que puso el miedo en el cuerpo al Teruel y a una afición que acabó pidiendo la hora ante la presión visitante por empatar el encuentro, objetivo que finalmente no pudo conseguir para disgusto de la expedición rojiblanca, aunque las trabas en forma de expulsiones por parte del colegiado vasco Segués Oscoz se lo pusieron imposible a un Manacor que perdió al final al ex carballón Artabe.