El consejo de administración del Mallorca previsto para esta tarde ha quedado anulado sin explicaciones. Nadie ha querido aclarar las causas que han llevado a anular una cita que se preveía más que caliente por los temas que, previsiblemente, los consejeros del Mallorca iban a tratar.

A las cinco de la tarde de este lunes estaba prevista una reunión en la que se esperaba que Miquel Coca, Biel Cerdà, Utz Claassen y el máximo accionista alegaran que el contrato que vincula al director general a la entidad bermellona no es válido porque, supuestamente, falta la firma del propio Serra Ferrer. El entorno de Terrasa niega rotundamente este extremo. Asegura que el propietario estampó su firma, que figura junto con la del presidente Jaume Cladera. Y recuerda que el nombramiento de Terrasa como director general fue aprobado por unanimidad en un Consejo celebrado el pasado mes de julio.

A pesar de que la reunión no llegue a celebrarse, queda patente que la guerra civil abierta en los despachos de la entidad bermellona sigue viva y las palabras del presidente Cladera pidiendo pasar página se las llevó el viento.

Parece claro que Terrasa seguirá en el club mientras siga gozando de la protección de los administradores concursales. Y eso sucederá al menos hasta el 13 de diciembre, cuando se celebre la junta de acreedores que inaugure la fase del convenio. Los administradores cesarán entonces en sus funciones y el director general se quedará solo. Hay que recordar que la familia Nadal, también crítica con la gestión de Serra Ferrer, abandonaron la pasada semana el Consejo, aunque de momento conservan sus acciones.

La guerra empezó cuando Coca acusó a Terrasa en este diario de liderar una conspiración para quitar el control del club a Serra Ferrer. El abogado y Cerdà prometieron dimitir si el director general seguía en su cargo, pero no cumplieron su palabra.