Es muy difícil para cualquier director de cine conseguir que una película de más de dos horas de duración mantenga al espectador pegado a su butaca. Jaume Cladera, que me consta es un ferviente seguidor y admirador del séptimo arte, quiso convertir un guión de intrigas y traiciones en una cinta salida de la factoría Walt Disney, en 3D, y de más de trescientos sesenta minutos. Un fracaso seguro.

Coca y Cerdá se vieron forzados a interpretar un papel que roza lo inadmisble en un catedrático de derecho y se ajusta, por lo que al segundo se refiere, al ridículo de cada una de sus visitas al Ajuntament. Nadie puede esgrimir públicamente una fuerza de la que carece o una amenaza que no puede cumplir.

Igual que ocurriera con Michael Laudrup, ayer se cerró nuevamente en falso otra herida, quizás más importante que la anterior. La salida de Miguel Angel Nadal del Consejo no es más que una declaración de neutralidad a la espera del papel deportivo que le asigne Caparrós, si no se retrasa su aterrizaje o se cancela el vuelo.

Ayer, al contrario de lo que se predica, se escenificó la mayor división jamás registrada en el Mallorca. La de Cursach y Grande se saldó con la salida del primero. Serra ha perdido un punto en su propio campo.