Esto se va acabando poco a poco, paso a paso. La botella ya está más vacía que llena y, escuchando las palabras de Jorge Lorenzo al término del Gran Premio de Japón, se diría que esto está ya finiquitado. Queda, claro, el apasionante final de la categoría de Moto2 por el que, curiosamente, últimamente andan preguntándole en exceso al tricampeón mallorquín, lo que le incomoda bastante pues ya hay quien ve en Marc Márquez a un posible competidor, y gordo, y serio, y peligroso, y rápido, y hábil del aún campeón de MotoGP.

Lorenzo, que volvió a ser el único piloto 'no Honda' capaz de codearse a lo largo de todo el fin de semana, precisamente, en 'casa Honda', es decir, en Motegi (Japón), dio lo mejor de sí mismo, como suele ser habitual en él, en la carrera de ayer. Y, de nuevo, volvió a colarse entre la escuadra alada. Su Yamaha nº 1 fue la única moto que se coló entre las honda de Dani Pedrosa, por delante, y las de Casey Stoner, Marco Simoncelli y Andrea Dovizioso por detrás, lo que demuestra su enorme categoría (la del mallorquín), sus deseos de seguir relegando la proclamación del ídolo australiano y su intención de intentar llevar el desenlace lo más lejos posible. Cualquier otro ya hubiese lanzado la toalla. Lorenzo, no.

El tricampeón mallorquín, exento de los líos comunes en cada final de temporada (no hay ruido en el ´paddock´ porque los ´cuatro magníficos´ acaban contrato la próxima temporada y será entonces cuando haya revuelo), reconoció que había hecho una mala salida ("con el nuevo motor, las salidas son peores y si yo me lío con el embrague aún es peor") y que una vez se vio pegadito a Pedrosa tras la caída de Rossi ("sabía que alguien me había golpeado en la primera curva, pero no sabía que había sido ´Vale´"), la penalización a ´Dovi´ y Simoncelli, más la avería en los frenos de la Honda de Stoner, creyó que tenía una buena oportunidad "porque Dani suele tener problemas en la parte final de las carreras".

Pero la Honda en Motegi era casi invencible y, en efecto, Pedrosa ganó cómodamente. El tricampeón catalán, que cumplió los 26 años el pasado jueves, celebraba su décimo aniversario de su debut en el Mundial (en Japón) y ofreció a su marca la primera victoria japonesa desde el 2004. Mejor aún, Pedrosa, escoltado por Lorenzo, sumó la victoria número 400 del motociclismo español en el Mundial.

Y, más celebrado aún, Lorenzo se acercó a felicitarle efusivamente en el ´corralito´, ya saben, el parking reservado al que acuden los pilotos del podio. Mejor aún, Lorenzo hasta estrechó la mano de Alberto Puig. Qué tiempos aquellos en los que el mismísimo Rey Juan Carlos acudía a Montmeló para intentar poner paz entre ellos. Ya ven, ahora es Pedrosa quien le echa una mano a Lorenzo para reducir la desventaja que le saca Stoner. Pero Stoner ´campeonará´ ¿verdad? Fijo, sí.