Ya saben: líquido, blanco y en botella...¿leche?. Eso era antes de que se inventara el tetra brick. Ahora lo que hay dentro es pura adivinanza. La teoría es sencilla: joven, con la carta de libertad y goleador. Que haya equipos que pujen por él no significa gran cosa, se pirran por todo aquel futbolista por el que no haya que pagar ningún traspaso. Trece goles en la Liga israelí tampoco es como para tirar cohetes, pero no vayamos a negar la mayor antes de tiempo, es decir sin haberle visto en acción. Tampoco ocupa plaza de extracomunitario, miel sobre hojuelas.

El Mallorca estaba en desventaja en cuanto cualquier otro club pujara por el mismo objetivo. El Glasgow Rangers ofrecía más dinero, así que había que usar otros argumentos. No se puede comparar el clima del norte de Inglaterra con el de nuestra isla paradísiaca. Ni a Rod Steward con Tomeu Penya o a Sean Connery con Simón Andreu. Por no hablar del frito y el arròs brut al lado de un salmón que a lo mejor incluso es noruego. Pongamos a Aouate como testigo antes de que Laudrup pueda estropearlo.

Vamos a esperar sin desesperar porque, en las condiciones del club, convencer a alguien es más difícil de lo que parece. Sobre todo si el director deportivo tiene que estar más pendiente de los administradores que de su trabajo.