Vicente Engonga (Barcelona, 1965) y Gustavo Siviero (Santa Fe, Argentina, 1969) formaron parte del mejor Mallorca de la historia reciente. A las órdenes de Héctor Cúper, ambos futbolistas alcanzaron la final de Copa del Rey (1998), la final de la Recopa (1999) y disputaron la Liga de Campeones (2001). Cuando colgaron las botas Engonga y Siviero se quedaron en Mallorca e iniciaron una nueva etapa como entrenadores. El domingo se enfrentarán en un partido dramático. El español, al frente de un Mallorca B que tiene un pie y medio en Tercera. Y el argentino, de un Atlético Baleares que trata de escapar de la parte baja de la tabla.

VICENTE ENGONGA

"Si el Mallorca B desciende a Tercera será un desastre"

Vicente Engonga se hizo cargo del Mallorca B tras la marcha de Jaume Bauzá, toda una papeleta por la delicada situación del equipo, muy lejos de la salvación.

– El Mallorca B no puede perder. El margen de error es escasísimo.

–El margen de error es cero. Además, lógicamente el Baleares nos marca la línea de dónde está la salvación y quedar a doce puntos de ellos nos lo pondrá muy difícil. Quedarán ocho partidos, pero si perdemos necesitaríamos un milagro para salvarnos. Con la dinámica que llevamos y que en todo el año no hemos conseguido ganar tres partidos seguidos necesitaríamos un milagro. Está claro que somos conscientes de que es el partido que tenemos que ganar para seguir manteniendo la esperanza.

–¿Hubiera preferido jugar en Son Moix?

–Se puede pensar que siempre es más bonito jugar delante de más gente. Pero a los chavales les resultaría más incómodo porque jugar en Son Moix sería como jugar un partido fuera. Están acostumbrados a la dinámica de la Ciudad Deportiva. Jugaremos en Son Bibiloni porque nos conviene más que los futbolistas no cambien la rutina.

–Si el Mallorca B desciende, ¿se ve la próxima temporada entrenando en Tercera?

–Yo me veo entrenando en lo que el club quiera. Soy un entrenador de la casa, pero no sé lo que pensará el club al respecto porque no nos han dicho nada. Tengo claro que el año que viene entrenaré, pero no sé dónde. Incluso puede pasar que mantengamos la categoría y el club no cuente conmigo. No tengo ni idea de lo que pasará.

–El equipo mantuvo el tipo en la primera vuelta, pero en estas últimas jornadas se ha hundido. ¿Qué ha ocurrido?

–Hemos llevado una dinámica muy irregular. Empezamos más o menos bien, pero luego llegaron una serie de derrotas seguidas que dejó a los chicos muy tocados. Desde que yo cogí el equipo la dinámica de juego fue muy buena, pero no la de resultados. En los últimos partidos en Hospitalet y Santa Coloma de Gramenet no dimos el nivel y aquí contra el Sabadell jugamos a un buen nivel pero perdimos. La situación está muy complicada, pero pienso que es algo que arrastramos desde finales de la pretemporada. Entró la nueva propiedad y nos encontramos con unas dificultades que al final nos han pasado factura.

–¿Qué dificultades?

–Cuando llegó la nueva propiedad en verano su prioridad fue arreglar el primer equipo porque habría sido un desastre que bajara a Segunda A. Pero cuando se quiso mirar al segundo equipo ya no hubo tiempo y no se pudo reforzar como hubiera sido deseable. Eso lo hemos arrastrado desde entonces.

–¿Ha desmotivado a Tomás Pina y Sergi Enrich entrenar cada semana con el primer equipo para luego tener que jugar en el filial?

–No. Al revés, estoy muy agradecido a estos dos futbolistas porque en estas circunstancias cuando han jugado con nosotros han sido casi siempre los mejores del equipo. No tengo nada que objetar a su rendimiento. De hecho creo que así han podido madurar mentalmente porque han sido capaces de entrenar a un nivel y bajar a jugar a una competición muy difícil como la Segunda B.

–Para un club que lo ha fiado casi todo a la cantera, ¿es un drama que el filial baje a Tercera?

–No sé si ésa es la palabra. Pero supongo que sí lo es. Soy de los que opina que bajar es un desastre porque el salto para un futbolista que tiene opciones de jugar en Primera es muy grande si lo hace desde Tercera. De todos modos hay ejemplos como el filial del Espanyol, que estando en Tercera ha sido capaz de subir a tres o cuatro futbolistas al primer equipo. Es un tema de calidad, no de la categoría en la que juegues.

–¿Cómo fue la salida de Jaume Bauzá del filial? Porque aquello pareció una dimisión forzada por el club.

–Lo que nos dijo es que no se sentía con fuerzas. Que se lo había pensado mucho y que la dinámica que llevaba el club no le iba bien. Si hay que recordar a Jaume por algo es porque estuvo trabajando cada minuto por el Mallorca. Si en un momento dado decidió irse es porque no estaba a gusto con ciertas cosas. Otra gente en esas mismas circunstancias hubiera pensado: 'ya me echarán'. Pero él es tan honrado que decidió irse.

–¿Uno de los problemas es que no se comunicaba con Laudrup?

–Bueno, yo tampoco hablo nunca con Laudrup [risas]. No creo que eso haya sido un problema porque en todos los años en los que estado en esta casa nunca he visto a un entrenador del primer equipo hablando con el del filial. Trabajas más o menos a las mismas horas pero no suele haber relación.

–Dígame tres nombres de futbolistas del filial que tienen condiciones para jugar en Primera la próxima temporada.

–No le voy a dar ninguno, la mayoría del equipo tiene condiciones. El problema con los jóvenes siempre es el mismo: a los que tienen más condiciones les falla un poquito la cabeza y a los que tienen menos les sobra cerebro. Es así. La gente que tiene más calidad parece que siempre tiene algún problema para dar el cien por cien. En el fondo casi todos están preparados para llegar al primer equipo.

GUSTAVP SIVIERO

"En el Baleares encontré un clima más que propicio para trabajar"

Gustavo Siviero, recurriendo al tópico, quiere ir partido a partido antes que pensar en los proyectos de la próxima temporada. Y el siguiente encuentro no es uno más, sino el derbi palmesano de Segunda B, un partido del que ya adelanta, en el caso de ganar, que no se sentirá culpable de un posible descenso del Mallorca B a Tercera División.

–Puede convertirse en el causante del descenso del Mallorca B si su equipo gana el domingo.

–Sinceramente, eso no lo pienso. Sabemos de la situación complicada del Mallorca, pero nuestra situación no está resuelta. Así que los dos equipos necesitamos los puntos. Es verdad que esta jornada se pueden complicar más las cosas para un equipo que para el otro. Pero quedan jornadas todavía y me parece que sería un poco injusto decir que seremos los ejecutores o que podemos hundir al rival. Quedarán ocho jornadas en las que puede ocurrir de todo.

–¿Hubiera preferido jugar en Son Moix?

–Era una posibilidad que no nos desagradaba porque hubiese ido mucha más gente y se hubiera podido tener más controladas a las aficiones y darle un marco más importante a un partido que tiene su folklore. Pero en cuanto al aspecto deportivo no cambia nada jugar en Son Bibiloni. Nos vamos a encontrar un terreno de juego en perfectas condiciones y con las mismas dimensiones que Son Moix.

–¿Si el Atlético Baleares logra la permanencia usted seguirá la próxima temporada?

–En principio cuentan con nosotros para el proyecto del año que viene, pero ya habrá tiempo de hablar de eso. Lo primero que hay que hacer es mantener la categoría porque si no, no hay proyecto posible para la próxima temporada.

–Pongámonos en la hipótesis de que el Baleares selle la permanencia. ¿El año que viene hablarán de subir a Segunda A?

–Se puede soñar, pero hay que ser un poco realistas. Lo que hay que hacer es mantener la categoría y después el proyecto podrá ser todo lo ambicioso que uno se proponga. Hay una realidad deportiva que tú tienes que ir superando partido a partido. Quiero decir que uno puede diseñar el equipo para tal objetivo, pero después te lo tienes que ganar en el campo.

–A los responsables de su club no les tiembla el pulso a la hora de destituir entrenadores. ¿Así se puede trabajar con tranquilidad?

–Yo no he encontrado eso, al contrario. He encontrado un clima más que propicio para trabajar, en el que tenemos todo el material necesario, interacción, colaboradores que lo hacen bien... Me esperaba encontrar otra cosa, pero cuando llegué allí me encontré un club como todos los demás. Con sus particularidades, pero con todas las condiciones para hacer el trabajo como toca. Uno siempre puede pedir más, pero tenemos todo lo que necesitamos.

–¿Le han presionado alguna vez para que alinee a algún jugador de Inverfútbol?

–No. Tenemos contacto directo con la gente de Inverfútbol. Charlamos de fútbol y todo el mundo opina. Somos un cuerpo técnico muy abierto, pero las decisiones las tomamos nosotros porque estamos todos los días con los futbolistas y sabemos cómo respiran. Entendemos la realidad del club y sabemos que los clubes viven de determinadas cuestiones, pero a día de hoy lo que prima es el aspecto deportivo.

–¿Cómo se produjo su salida del juvenil del Mallorca?

–Fue casi sin darme cuenta porque yo tenía contrato en vigor. Había terminado la Liga y me presenté a continuar la temporada siguiente. Pero me dijeron que tenía que pasar a firmar el finiquito y así acabó mi etapa en el Mallorca. Pasé página, me surgió la posibilidad de entrenar al Baleares y ni me lo pensé. Y no me equivoqué.