La buena noticia para el Real Mallorca es que nadie ha venido a por Dudu Aouate o Nunes, por ejemplo, y la inoportuna lesión de Víctor ha cambiado el oden del refrán: antes de salir, dejen entrar.

No insistiremos más en la breve permanencia en Palma de Fernando Cavenaghi, que ha superado los récords de los también argentinos Chupa López o el Polo Quinteros.

Ninguna sorpresa, pues habré ganado la apuesta más fácil de mi vida, aunque hubiera preferido no tomar ese café, aún sin cargar toda la responsabilidad del fracaso en el debe del propio jugador.

Ahora sólo cabe pedir más suerte o mayor acierto en la selección de su relevo, porque resta la parte más dura de la Liga y el Mallorca no anda sobrado de goles ni de delanteros.