Con la contratación de Michael Laudrup prácticamente cerrada, el equipo de Llorenç Serra Ferrer centra ahora sus esfuerzos en el fichaje de Ariel Ibagaza. El ex futbolista del Mallorca llegó a un acuerdo amistoso con el Villarreal a finales de la pasada temporada para desvincularse del conjunto castellonense, por lo que llegaría con la carta de libertad.

Sin embargo, hay un escollo importante en la ficha del futbolista. El argentino percibía en su etapa en el Villarreal una cantidad superior al millón y medio de euros, una cifra absolutamente inalcanzable para el Real Mallorca. Ibagaza, un ídolo entre la afición mallorquinista, deberá rebajar mucho sus pretensiones económicas para abrir la que sería una tercera etapa en la disciplina bermellona.

La contratación del mediapunta parece ahora un imposible, pero los colaboradores de Serra Ferrer están llenos de moral después de haber atado –con permiso de los administradores concursales– la contratación de Michael Laudrup para sentarse en el banquillo mallorquinista.

´El Caño´ gusta mucho, pero el pobler no quiere simbolizar la filosofía que imperará en su Mallorca en la figura del argentino. Serra Ferrer no se cansa de repetir que edificará su proyecto deportivo sobre la cantera y la juventud, y el ex jugador del Villarreal tiene ya 33 años.

El representante del argentino, Alejandro Caamaño, ya abrió la puerta al Mallorca cuando Ibagaza se desvinculó del conjunto castellonense, aunque deslizó que su representado esperaría la llegada de ofertas económicamente más suculentas.

Lo cierto es que Ibagaza podría ser el contrapunto perfecto para los jóvenes que vestirán la camiseta del Mallorca a partir del próximo lunes, cuando dé inicio la pretemporada. Y vendría a cubrir la mediapunta, una posición en la que no abundan los futbolistas de garantías. El pobler confía en cubrir con garantías todas las posiciones del campo, pero le preocupa encontrar un sustituto para Borja Valero.

Ibagaza ha jugado siete temporadas con el Real Mallorca en dos etapas diferentes. La primera arrancó en la temporada 1998/99, cuando llegó al club de la mano de Héctor Cúper, y concluyó en la 2002/03, cuando se fue al Atlético de Madrid después de haber ganado la Copa del Rey.

Regresó al conjunto bermellón en la campaña 2006/07 para volver a irse a finales de la siguiente temporada al Villarreal. Su marcha al club castellonense provocó una enorme decepción entre la afición.