Aduriz y Keita llegaron a las manos ayer sobre el mismo césped de Son Moix y cuando el encuentro todavía no había acabado. Para el asombro de sus propios compañeros, de los jugadores rivales y de todos los espectadores que ayer asistieron a Son Moix, los dos delanteros del Mallorca se enzarzaron en una discusión que sobrepasó todos los límites.

Apenas quedaban segundos para el final del partido. El balón estaba en juego. Pero Aduriz todavía tenía en mente la acción anterior cuando el africano prefirió abusar de la posesión del balón antes que pasarla en la última jugada ofensiva del choque para los rojillos. Hacía un minuto que él mismo había conseguido el empate en una jugada a la desesperada que permitió salvar un punto. El vasco, visiblemente enfadado y nervioso, le recriminó enérgicamente a Keita su egoísmo. Julio Álvarez, que estaba a pocos metros de ambos, se vio obligado a intervenir y separar a sus compañeros. No obstante, no pudo evitar un fuerte empujón que sentó muy mal a Keita.

En aquel momento el Málaga forzó un córner. Y en esa pequeña pausa que se produjo, justo en el último lance del partido, la cosa fue a mayores. Los dos futbolistas siguieron con su discusión y fue el africano el que le propinó un bofetón, con arañazo incluido en la cara, al donostiarra. Se cogieron de las manos y se enredaron en una esperpéntica pelea tan inédita como injustificable. Sus compañeros no sabían qué hacer. No es habitual encontrarse ante situaciones así, sobre todo en el caso de dos profesionales del mismo equipo. Los ojos de los aficionados alucinaban ante lo que estaban viendo.

El pitido final de Mejuto González no tranquilizó los ánimos. Todo lo contrario. La bronca continuó en el interior del vestuario de Son Moix. No por mucho tiempo, aunque se vivió un momento especialmente tenso. De hecho, ni siquiera hacía un cuarto de hora que había concluido el choque, y Aduriz abandonó el recinto del Ono Estadi a toda velocidad junto a su pareja. No estaba para hablar con nadie. La prensa le esperaba para preguntarle por este episodio, pero ni siquiera le dio tiempo. Aduriz es de los que no se esconden, de los que siempre atienden a los periodistas, por lo que su enfado debía ser descomunal. Keita, por su parte, también evitó hablar sobre lo sucedido.

Los ánimos estaban demasiado caldeados. Paradójicamente, ambos jugadores debían ser los protagonistas esta noche en la fiesta de la Penya de Portocolom. Ahora su presencia está en el aire.

Esta historia vivirá hoy su segundo episodio en la sesión de entrenamiento de esta mañana. Manzano ya dejó claro en la rueda de prensa que es un asunto interno que tratará hoy en Son Bibiloni. En un momento tan importante de la temporada, el técnico dejó entrever que quiere resolver este tema ya. El premio deportivo de disputar la Liga de Campeones no puede ponerse en peligro por estas situaciones tan desagradables, sobre todo en un vestuario en el que siempre se ha destacado el excelente ambiente que respira. Eso sí, desde que Keita llegó al Mallorca, he tenido la etiqueta de individualista. Aduriz ya había mostrado en alguna otra ocasión su malestar por el egoísmo de su compañero, aunque jamás había pasado de una simple queja. Ahora habrá que ver si los problemas se agravan. Pero lo que es seguro es que necesitan conversar para que no se vuelva a repetir.