La puesta en escena de un nuevo clásico, del primer duelo grande del curso, advierte la pugna, también, de dos estilos, de dos formas de contemplar el juego, el espíritu y la estrategia, implantada por técnicos engrandecidos por su reputación: Josep Guardiola y el chileno Manuel Pellegrini.

En apenas un año ha dado la sensación de que el preparador de Santpedor ha dotado de aires nuevos al fútbol. Respaldado por un currículo de excepción iluminado en un sólo curso, cortó de raíz las penurias que acumulaba la entidad azulgrana, a rebufo del Real Madrid, y asumió la responsabilidad de licenciar a parte de las ´vacas sagradas´ que prolongaban sin fruto su trayectoria en el Barcelona.

Alumno aventajado del holandés Johan Cruyff en la etapa del ´dream team´, no le tembló el pulso para dotar a la plantilla de un nuevo aspecto. Sin el resplandor de estrellas como Ronaldinho o Deco. También amenazó la presencia deEtoo, quien terminó por desfilar al inicio de la presente temporada. Guardiola ha trasladado a la pizarra el talento que evidenció como jugador.

El Real Madrid contempló al chileno Manuel Pellegrini como el antídoto al entrenador azulgrana. Como su Guardiola particular. Apuesta firme de Jorge Valdano, el sudamericano fue el elegido en el nuevo proyecto de Florentino Pérez al mando de la nave blanca. Otro amante del fútbol. Un hombre serio. Un estudioso. Metódico. Que llevó al Villarreal a lo más alto de su historia. Con su propio estilo. Con buen juego. "Mi desafío es lograr la excelencia", dijo el chileno cuando fue presentado como responsable del Real Madrid. Sin la repercusión de su homónimo como futbolista llegó al fútbol español en 2004 para hacerse cargo del Villarreal hasta el pasado verano. En un club de presupuesto limitado, logró firmar los mejores momentos de la historia del club castellonense. Aspira a triunfar en uno de los grandes.