"Es increíble ver feliz a tanta gente", exclamó ayer el piloto mallorquín Jorge Lorenzo, que se dio un baño de multitudes en Bangkok, en un país en el que se venden cerca de medio millón de unidades anuales, en su primera jornada en el sudeste asiático. "Es un país en el que el motociclismo no es de los principales deportes, pero que en cambio vende muchísimas motos. Acudir aquí y dar un impulso a Yamaha es un orgullo", explicó el subcampeón mundial de MotoGP. El mallorquín visitó a primera hora del día la fábrica de Thai Yamaha Motor en Bangkok y por la tarde acudió al concesionario más importante de la capital tailandesa, el Yamaha Rider´s Club.

En el primero conoció a los dirigentes de la factoría, el presidente Frank Nagashima y el Chief Operating Officer, Praphan Phornthanavasit. También conoció todos los departamentos, en los que trabajan más de tres mil personas y en el que se produce la moto más vendida del país, la Yamaha Fino, de 115cc. "Serás el próximo número uno", le indicó Nagashima ante la mirada de los trabajadores, que no pararon ni un momento en hacerse fotos con el piloto de 22 años.

En la visita vespertina, el bicampeón mundial de 250cc realizó distintas entrevistas a medios locales y después volvió a vestirse el mono de carreras para probar la Yamaha YZF-R1, personalizada con los colores del equipo Fiat Yamaha y el número 99 en el carenado. Ha sido la primera vez que Lorenzo se ha subido a la moto después de la operación que se le realizó en la clavícula izquierda el pasado 16 de noviembre en Barcelona. Aun así, el mallorquín dejó boquiabiertos a todos los asistentes con sus acciones sobre la moto.

El acto se cerró con una cena con 800 personas, con todos los distribuidores y concesionarios del país, sesión de fotos con todos ellos e intercambio de regalos con la directiva. El mallorquín regaló una camisa oficial del Fiat Yamaha al COO de Thai Yamaha Motor, Praphan Phornthanavasit.