Ni siquiera había despegado el avión que le debía transportar desde la isla hasta Madrid y Javier Martí Asensio ya se dio cuenta de que no podía seguir ni un minuto más como propietario del Mallorca. No hizo falta estar en su despacho del Grupo Safín ni tener enfrente a su padre Javier Martí Mingarro o a su tío Luis. Estaba sentado en una ventanilla de la aeronave, en el vuelo UX 6012 que partía ayer a las ocho en punto de la mañana, cuando varios pasajeros le recriminaron su falta de compromiso con el club. El dirigente hizo esfuerzos para que no le reconocieran, pero su imagen aparecía en la portada de los periódicos que se repartían en el aparato.

Así empezó el último de sus 95 días al frente del Mallorca un consejero delegado al que le quedaban trece horas para dejar de serlo. Durante toda la jornada se reunió con su familia, tal y como le había pedido a Alemany en el Bufete Buades el lunes, pero en aquel momento ya tenía un pie y medio fuera de la entidad. Los poco más de tres meses de gestión han estado marcados por los buenos resultados deportivos, por las continuas polémicas con el entrenador y, sobre todo, por la enorme crisis económica que padece la entidad. Este problema es el que le llevó hasta el Mallorca y el que le ha sacado del Mallorca. Cuando el 7 de agosto su padre y tío rubricaban con Alemany el traspaso del 94 por ciento de las acciones del club, Martí Asensio ya estaba en Sicilia con el equipo para planificar la temporada con Nando Pons. Jamás escuchó al director deportivo ni a nadie del club. "Aquí mando yo", repitió una y otra vez ante demasiadas personas. Esta actitud dictatorial le ha pasado factura. El fichaje de Bruno China, que creó un cisma con Manzano; el anuncio de 27 despidos que después no llegaron ni a una decena; el recorte económico de IB3 y su falta de experiencia a la hora de marcar las directrices de la institución fueron desgastándole ante la opinión pública. Perdió la poca credibilidad que le quedaba. La bronca que recibió de los jugadores en Son Bibiloni por no pagar y su incapacidad para encontrar recursos económicos le han apartado de su sueño. Asensio y su familia ya son historia.