El Real Madrid pasó de un partido sentenciado, 0-3 a los 64 minutos, a un sufrimiento inesperado en los últimos instantes, en los que dos goles del Atlético de Madrid amenazaron la victoria del conjunto blanco, salvada en el descuento con una parada de Iker Casillas frente al argentino Kun Agüero.

Hasta ese momento no existió el equipo rojiblanco, doblegado con rotundidad por su rival, que se preparaba para vivir un partido cómodo hasta la aparición del delantero argentino, suplente de inicio y la revolución del juego del Atlético en un tramo final que acabó con el ganador habitual en los últimos derbis.

Ayer tampoco cambió en el clásico madrileño, que comenzó como siempre en los últimos cursos en el Vicente Calderón: con gol del Real Madrid. Al borde del quinto minuto, el brasileño Kaká cumplió con la tradición desde el borde del área.

Lo hizo sin oposición. Demasiada ventaja para un equipo del potencial del conjunto blanco, que se sintió superior toda la primera parte, con balón y sin él, porque al Atlético ni le dio tiempo a presionar la rapidez del fútbol visitante ni a dibujar jugadas ofensivas claras, salvo en contadas ocasiones.

En el minuto 24, el brasileño Marcelo se sacó un gol de la nada, sin ángulo y por el palo del portero (0-2). La sensación de que el partido estaba sentenciado en tan poco tiempo recorrió todo el estadio, por mucho que el Atlético intentara reconducir la situación, con muy mala pinta para sus intereses con más de una hora por jugarse.

El Kun Agüero entró tras el descanso, pero tampoco cambió el panorama del encuentro. Los minutos pasaban como un trámite hacia el final del choque, y aún más con el 0-3 logrado por el argentino Higuaín tras robarle el balón a Perea (0-3, m.64).

La expulsión de Sergio Ramos con roja directa al frenar una jugada Agüero, parecía una anécdota. Pero lo fue sólo hasta que en dos minutos, entre el 78 y el 80, Forlán y Agüero pusieron el 2-3 en el marcador. El final fue agónico. Para el Atlético porque falló ocasiones para llevarse incluso la victoria. Pero sobre todo lo fue para un Real Madrid que tuvo en Casillas a su salvador en un final de locos.