Tenemos una innata tendencia a convertir en extraordinarios, actos que en cualquier empresaajena al fútbol son absolutamente ordinarios. Una reunión entre el presidente de un club, su director deportivo y su entrenador no es nada fuera de lo común, sino más bien un hecho más o menos cotidiano que se repite varias veces a lo largo de una temporada por múltiples razones e incluso sin ninguna aparente. Sin embargo es la situación personal y empresarial del primer accionista del Mallorca y su efecto en la dinámica del club y el equipo, lo que confiere al intercambio de impresiones carácter de minicumbre.

Salvo que las paredes oigan o se haya colado algún micrófono oculto, lo que resulta bastante improbable, será difícil que trascienda el verdadero contenido de las conversaciones. Intuir lo que se haya hablado es bastante sencillo por lógico, pero otra cosa es tener una certeza absoluta aun conscientes de que apenas hay secretos sin fecha de caducidad y mucho menos en el mundo del fútbol.

Si nos basamos en el modus operandi vigente hasta la fecha, Grande habrá delegado en Nando Pons la responsabilidad de complacer las peticiones de Manzano: Martí y otros tres jugadores, uno por línea siempre y cuando no salga nadie más. Otra cosa será que el mercado pueda satisfacer dichas exigencias sin entrar a valorar, por ahora, otras consideraciones más peliagudas.