El italiano Ricardo Riccó, del Saunier Duval, hizo cumbre en la primera llegada en alto del Tour de Francia, con su triunfo por delante de Alejandro Valverde. Y el luxemburgués Kim Kirchen se convirtió en el cuarto líder de la presente edición, tras sufrir el alemán Stefan Schumacher una caída que le hizo ceder 32 segundos y perder el maillot amarillo.

Riccó ofreció un alarde de talento y brillantez, delante de la plana mayor de la carrera, que no pudo impedir la victoria de la perla del ciclismo italiano, del hombre que fue segundo por detrás del español Alberto Contador en el pasado Giro de Italia. El italiano cimentó su hazaña en su punta de velocidad y superó los 195 kiló- metros, entre Aigurande y la cima de Super Besse, a una velocidad de 39,38 kilómetros por hora.

En esta ocasión, Valverde, que mostró su mejor cara pese a sus heridas aún sangrantes, se vio superado por el golpe de pedal de Riccó, mientras el australiano Cadel Evans aprovechó para reafirmarse como el gran favorito para ganar el Tour. Ambos estuvieron atentos en el momento decisivo y respondieron perfectamente.

Franck Schleck y Kirchen terminaron a 4 segundos, ofreciendo buenas sensaciones, mientras Carlos Sastre y Denis Menchov, junto al checo Kreuziger, cedían 7. El italiano Damiano Cunego, en dificultades, dio muestras de debilidad y cruzó la línea de meta a 32 segundos de Riccó, junto a Schumacher, a quien una inoportuna caída dentro del último kilómetro le terminó costando muy caro .

Por eso, Kim Kirchen, de 30 años y ganador de la Flecha Valona, pondrá hoy la cuarta cara al maillot amarillo de la presente edición. Se trata del primer luxemburgués que lo consigue desde que lo lograse el mítico Charly Gaul, que lo lució en la primera etapa del Tour de 1959, en calidad de ganador del año anterior.

Cadel Evans, quien se atrevió a dar un manotazo a un gendarme que iba en moto -en plena carrera-, ocupa ahora la segunda plaza en la general, a 6 segundos de Kirchen, mientras Schumacher retrocedió al tercer lugar.

La etapa adentró el Tour en el macizo central, con el interés en sus 50 últimos kilómetros, con los ascensos a la Croix Morand y el final en Super Besse. Ambos de segunda categoría, pero con terreno para confirmar que Valverde sigue vivo, pese a su caída del miércoles y su fallo en la contrarreloj.