El gran duelo está servido una vez más. Rafel Nadal y Roger Federer se volverán a ver las caras mañana domingo por tercera vez consecutiva en la final de Wimbledon después de superar ayer en semifinales a sus respectivos rivales, el alemán Rainer Schuettler (6/1, 7/6 y 6/4) y el ruso Marat Safin (6/3, 7/6 y 6/4).

Será la decimoctava ocasión que se enfrentarán los dos colosos del tenis mundial, la mayoría de ellas en la final. La última, en Roland Garros, con victoria del mallorquín, lo que coloca el balance de los enfrentamientos entre ambos jugadores en once triunfos para Nadal y seis para Federer. El de Manacor parece preparado para hacer valer el dicho de que a la tercera va la vencida. Apenas ha mostrado flaquezas a lo largo del torneo, como lo demuestra que sólo haya cedido un set, ante el letón Gulbis en segunda ronda. El resto, prácticamente ha sido un paseo militar para el mallorquín. Por su parte, Federer también ha resuelto sin problemas sus partidos, pero, a diferencia de su gran rival, parece que su juego no ha evolucionado. Se ha estancado. Si Nadal es capaz de jugar con la misma intensidad y las mismas ganas que ha demostrado para llegar a la final, no es ninguna tontería pensar que Federer puede ver truncada su racha de 65 victorias consecutivas sobre la hierba.

Intensidad que pareció faltarle ayer a Nadal en su partido ante Schuettler. Ya fuera porque lo debió ver muy fácil -y más tras endosar a su rival un 6/1 en el primer set- o porque dejó que el alemán se le subiera a las barbas, lo cierto es que Nadal jugó ayer su partido más flojo en los trece días que lleva de competición. Tras arrollar en el primer set, en el segundo Schuettler le rompió el servicio en el tercer juego. A partir de ahí le costó un mundo igualar el parcial. No llegó hasta el décimo juego, en la última oportunidad que tenía si no quería perder el set, que resolvió cómodamente en la muerte súbita,

Desde el comienzo se vio que Nadal no quería problemas en el que iba a ser último set del partido. Le rompió el servicio a su rival en el tercer juego, pero Nadal seguía dando alarmantes señales de que no tenía su mejor día. Perdió en blanco dos juegos al servicio del alemán y, cuando todo parecía decidido con 0-40 para el mallorquín en el noveno juego, Schuettler se llevó sorprendentemente el juego. Una anécdota en el resultado final del partido porque Nadal certificó la victoria con su servicio, pero que no deja de sembrar dudas de cara a la final de mañana ante Federer.

Nadal demostró ayer síntomas de flaqueza ante el número 94 del mundo y que llegaba a este torneo habiendo perdido este año en primera ronda once veces. Si ante Federer juega como ayer va a tener casi imposible hacer realidad su sueño. Si en pista está el Nadal de los partidos precedentes, la victoria en la Catedral del tenis es más que posible. La duda reside en qué Nadal veremos, si el que ha arrollado hasta cuartos de final o el dubitativo que si vio ayer ante Schuettler. La solución, mañana.