Deià es un mito. Y el Café Sa Fonda la plaza pública, el centro bullicioso donde se forjó la leyenda de este pueblecito que fue lisérgico a finales del franquismo y que ahora es refugio de millonarios y lugar de paso de ciclistas. Su historia son treinta años esmaltados por leyendas bohemias de la música, pintores psicodélicos, actores y actrices de Hollywood, modelos magnéticas y excesivas o polémicos líderes del britpop, todos ellos en comunión con los oriundos, sintiéndose clientes anónimos en la legendaria terraza abrigada por un ficus. "La primera vez que vi pedir autógrafos aquí fue en 2005, a Tré Cool, batería de Green Day", evoca Dídac Mimó, el propietario del bar que ahora cumple tres décadas. "Aquí todo el mundo siempre ha sido uno más", reflexiona en voz alta.

"Mi padre lo abrió el 4 de junio de 1988", relata el joven empresario. "Pero el germen del asunto empezó antes, a principios de los años 50, cuando mi bisabuela abrió en este mismo lugar [apunta con el dedo el pavimento de la terraza de Sa Fonda] la Pensión Coll", aclara. "Algunos famosos que empezaron a venir a la isla se alojaron aquí. Uno de los primeros sitios donde pernoctó el pintor Mati Klarwein fue en nuestra pensión. Cuando mi padre era muy pequeño, también se hospedó Charlton Heston. Se estaba dejando la barba para la película Los diez mandamientos", desvela. "Dicen que también estuvo aquí Jimi Hendrix, que tocó en la sala Sgt Peppers de Palma. ´Va venir un negre amic den Mati´, se comentaba por el pueblo. No sé: es una suerte de leyenda urbana que no tengo confirmada", explica el dueño.

La pensión vivió sus últimos días a finales de los 60, cuando la casa se dividió para los cuatro hermanos. Un parón de más de quince años en la historia de este espacio, que regresó a la vida social cuando Tomeu Mimó, padre de Dídac, vendió el barco con el que hacía chárteres hasta sa Dragonera. "Decidió con mi madre, Maite Arnau, que era azafata, tenerme a mí. Uno de los dos tenía que dejar su trabajo. Y fue mi padre el que abandonó el mar para regresar a Deià", explica. Por entonces, el pueblo ya era un hervidero de cultura gracias a tres polos de atracción principalmente: Robert Graves (fallecido en 1985), Mati Klarwein y Kevin Ayers. La escasa vida nocturna que ofrecía la localidad también fue un factor que motivó a Mimó a abrir el bar. "El Charly Trons, donde se hacían conciertos, cerró. Y cogió el testigo de la música en directo Las Palmeras, que también claudicó con el tema musical. Entonces mi padre, que ya organizaba en casa cenas y reuniones con amigos y vecinos que se alargaban hasta la madrugada, dio un paso al frente y convirtió su hogar en Sa Fonda. Lo inauguró el 4 de junio del 88 primero con una celebración infantil, porque era el día de mi cumpleaños. Y después con una fiesta y barra libre", relata. Desde entonces, el local se convirtió "en la plaza de pueblo".

Mike Oldfield, sentado, con Kevin Ayers al micro, durante una actuación sorpresa que se celebró en julio de 1991.

La historia de Sa Fonda puede segmentarse en tres etapas bien diferenciadas que son inseparables de la evolución del turismo en la isla. La primera comprende desde 1988 hasta finales de los años noventa. "Fue la época más cultural. Deià era menos turístico. Por una parte, había familias que vivían todo el año, y por otra, estaban los famosos que venían a inspirarse y pasaban muchos meses aquí para escribir, componer o pintar", relata Mimó. "También estábamos menos organizados, era todo más espontáneo. La gente se enteraba de los conciertos por el boca a boca", apunta. Kevin Ayers fue la soldadura de toda la escena musical de Deià y responsable de todas aquellas jams de puro lujo. "Era muy amigo de mi padre. Tanto que era el padrino de su hija, Galen Ayers", comenta. "Kevin actuó de imán claramente: Mike Oldfield, Daevid Allen, Sting, además de muchos músicos mallorquines como Joan Bibiloni o Pere Colom", enumera. Una fotografía en blanco y negro es el documento histórico que incrusta en la memoria la actuación que compartieron en julio de 1991 el líder de la Soft Machine y el autor de Tubullar Bells. "Lo que mucha gente desconoce es que hubo una previa que tuvimos que cancelar porque vino la Guardia Civil. Alguien denunció. Para el segundo concierto ya pedimos permiso. Se corrió la voz y vino mucha gente. Parece que todo el mundo estuvo en esa jam, cuando no fue así. Este concierto es un poco como aquella famosa frase de ´Yo estuve en Woodstock´", bromea Dídac. Otra de las grandes actuaciones fue la de Sting, amigo de Ayers. "No le esperábamos. Vino después de su actuación en Palma, que fue en agosto de 1993. Tocó la guitarra dentro del bar", evoca. "Fue increíble. Aquellos tiempos eran divertidos, de excesos también, pero muy ricos culturalmente. Todo iba a otra velocidad", comenta. El bar fue engrosando su fama, en gran parte por su clientela y el carisma de Tomeu y Maite, y se convirtió en el local musical de la Tramuntana. En este periodo, también pasaron grandes momentos en su mítica terraza Michael Douglas y Diandra. O el vicepresidente de Felipe González Narcís Serra.

A finales de los noventa y a principios de los 2000, Sa Fonda se sacude los aires de bohemia. Y los focos empiezan a posarse sobre el local porque su público viene con carné de Hollywood y máster en alfombra roja. "Deià empieza a notar la presión turística. Suben los alquileres y mucha gente que vivía aquí todo el año se ve forzada a irse. Grandes fortunas adquieren casas y fincas. Y luego está el fenónemo que supuso La Residencia, por entonces del fundador de Virgin Richard Branson [también magnetizado por Ayers], un auténtico polo de atracción de músicos famosos, actores y ricos", narra Dídac. "Estuvieron hospedados en La Resi Spielberg, Lady Di o Pierce Brosnan. A los dos primeros no los vi en el bar, pero Brosnan pasó por aquí abajo paseando", detalla.

"Por esta época, comenzó a venir el músico y activista Bob Geldof, recordado por aquel mítico Live Aid por Etiopía en 1985. También recuerdo a una Annie Lennox sin maquillaje ni artificios. Y al guitarrista Ollie Halsall, el que puso el riff de guitarra a Escuela de Calor de Radio Futura. Y al propio Santi Auserón con sus amigos en esta terraza".

El músico y activista Bob Geldof.

Con el boom, el ansiado anonimato se puso en peligro: "Los primeros paparazzi empezaron a frecuentar el pueblo", señala. Sin embargo, la clientela de Sa Fonda continuaba acudiendo "porque no era molestada". "Recuerdo la noche en que coincidieron los actores Tim Robbins, Susan Sarandon y el batería de Green Day. Aquel día Robbins tocó la guitarra aquí mismo", apunta. "También vino durante un par de años seguidos Daniel Craig. Lo conocí después de hacer Tomb Raider". "O Stanley Tucci, cuando rodó en Mallorca Four Last Songs", rememora. "Y por supuesto, The Corrs. Éramos amigos. La boda de Caroline fue un acontecimiento en el pueblo. Antes del enlace, Bono, The Edge y la cantante de Texas Sharleen Spiteri subieron estas escaleras y dieron una vuelta por el bar", cuenta.

La crisis económica y el fallecimiento del padre de Dídac, en 2008, marcan el inicio de la última etapa de Sa Fonda, ya regentada por el hijo. "Es un periodo de transición. Pienso que el local sigue manteniendo su energía y espíritu libre y bohemio. Aquí como en Deià la gente baila [las Wake Up Dance prosperaron a pocos metros del bar] y se entrega. El público no está cohibido como en otros lugares", sostiene. De esta última época, hay una visita que marcó: la de Kate Moss. "Vino dos años seguidos, en 2013 y 2014". "Nos acordamos de ella: se divirtió bastante", opina Dídac sobre la top, conocida por sus noches de desmesura. El mismo año recaló en el local Liam Gallagher, ex Oasis. "Es un tío súper honesto, que te cuenta muchas historias con vehemencia. Recuerdo que cuando vino yo me había puesto la camiseta del City y él lo celebró porque es un gran seguidor del Manchester", relata. "Regresó en 2015 buscando casa, pero al final no compró aquí", continúa.

El bar mantiene a día de hoy un elevado ritmo de eventos musicales. El pasado 30 de abril celebraron los 30 años en el Gran Maraca de Palma. "En septiembre, haremos una fiesta grande aquí y editaremos un libro muy especial", comenta Dídac, que desde hace tres años tiene como socio de la S. L. a Xavi Calafell. "Creo que hemos introducido en el bar a las nuevas generaciones. Y hemos sabido modernizarlo", apunta.

En la libreta, quedan negritas por mencionar, y Dídac siente que se le escapan nombres de la memoria: "Puedes poner que también vino Oona Chaplin hace dos años, que son asiduos Andy Bell de Erasure, el bajista de The Clash Paul Simonon, el actor Rhys Ifans, el fotógrafo de moda Mario Sorrenti o Sybilla. Y que también han pasado por aquí Lily Allen y su hermano Harry Styles (One Direction), Damon Albarn (Blur, Gorillaz) o los futbolistas Steve McManaman y Gary Neville, o Concha Buika..." "¡Y por supuesto la Pa amb Oli Band!, el grupo del pueblo formado por Tomás y Juan Graves, Jordi Ramone y David Templeton, que tocaron con Oldfield, Ayers, Eric Burdon (The Animals) o Andrew Lloyd Webber... Sin ellos, toda esta historia no habría sido la misma", afirma.

Sa Fonda es todo esto: sus mitos, sus clientes, los lugareños, el anonimato, pero sobre todo la fresca inocencia, la mundología y la cercanía familiar de Maite Arnau y Tomeu Mimó, ahora encarnada por Dídac, quien posa para este diario con el pueblo recortando el cielo, un paraíso que combina bellezas naturales con placeres terrenales, armonía social y locura, tradición y turismo. Refugio de millonarios y explotación inmobiliaria, Deià aún desprende la energía que sólo poseen aquellos lugares que algún día fueron epicentros vitales y creativos.