Xisca Ferrer estudió Publicidad y estuvo durante doce años trabajando en agencias de publicidad de Palma. Era un buen momento para el diseño en la publicidad. Tenía 17 años, empezó de base en la empresa y acabó de jefa de estudio. Cuando tuvo a su hijo decidió trabajar por su cuenta desde casa. Fue en ese momento cuando realizó por encargo un libro para una escuela y al cabo de un tiempo le llamaron para proponerle dar clases de diseño. "Me he pasado 18 años haciéndolo en un centro ocupacional con personas con discapacidad. Allí mi parte creativa podía volar, pero llegó un momento que no me bastaba y me dije a mi misma que no quería arrepentirme de haberlo intentado", recuerda. Tras esa reflexión, Ferrer abrió Remolí Creatiu, un ambicioso local ubicado en la zona de Es Fortí de Palma que cuenta con una infinidad de objetos creados mediante el reciclaje y la cerámica y que acoge semanalmente talleres lúdicos con los que dejar volar la creatividad.

"El mundo del papel y el mundo de la cerámica es lo mío. Tengo un carácter muy disperso y eso me permite tocar muchas disciplinas: murales, ilustración, cerámica, encuadernación, cerámica", espeta la responsable. Un proyecto totalmente ecléctico. "En el reciclaje hay muchas posibilidades y técnicas. Vamos variando muchísimo. En el campo de la cerámica llevo una guía y los alumnos proponen también sus ideas", añade.

Remolí Creatiu no es una tienda estándar. Hay varias salas habilitadas para cada una de las actividades. "Cuando empecé a buscar locales, encontré el actual local: unas oficinas hechas un desastre. Como vi que el local era grande me animé a emprender en distintas actividades", explica. Actualmente los talleres son uno de los platos fuertes del proyecto. Las alumnas asisten año tras año. "Ya somos amigas", reconoce Ferrer. "Las manualidades son terapéuticas totalmente, la gente viene con muchas ganas. Es una seguridad ver que tengo 40 alumnas fijas y que lo disfrutan", relata. Los sábados también acogen a gente que no es fija. Es el día en el que se realizan actividades monográficas que empiezan y terminan el mismo día.

Xisca Ferrer lo reconoce: está abierta a todo. "Me han llegado a pedir que realizara doce perros de cartón para una boda, ya que los reales no podían asistir, y los hice uno a uno; he hecho toda la señalética de un hotel en Palma; murales y centros de mesa para hoteles y comuniones... La gente me pide cosas y no digo que no", comenta.

Entre lo local y lo extranjero

Ferrer hace justicia al nombre del proyecto, todo un remolino disperso a quien le encanta hacer cosas y aprender. Cuando te adentras en los talleres se ve este remolino. Hay de todo. "Me aburriría muchísimo dar lo mismo cada semana. En cinco años no he repetido ningún taller", afirma.

El 95% por ciento de los consumidores de los productos realizados de la tienda son extranjeros. "Para el mallorquín la cerámica es: Pòrtol, ollas y cosas de estas. La gente extranjera aprecia muchísimo más la cerámica. En España en general no se aprecia lo hecho a mano", explica Ferrer quien destaca una de las frases más frecuentes entre sus alumnas: "antes iba a un mercadillo y pensaba ¡qué pendientes más caros!, ahora me parecen baratos". "Cuando haces algo tú, aprecias su valor", asegura.

Un proyecto presencial

Aunque la mayoría de emprendedores de hoy en día basa sus proyectos en una tienda online o en las redes sociales, Remolí Creatiu dispone de un local amplísimo que conlleva unos gastos significativos. "Cada mes es muy difícil. Hay muchos pagos fijos. Admiro a la gente que emprende negocios como este sin una base sólida que les de apoyo", se compadece. Aun así, Remolí Creatiu tiene una presencia importante en las redes sociales. En ella refleja el trabajo resultante de la actividad del local y comunica toda la información sobre sus talleres. Es un vehículo esencial. "La página web la quité, porque me llevaba mucho trabajo y hoy en día mis seguidores funcionan más en Facebook, donde el perfil de edad del público objetivo está ahí", analiza. En Instagram también publica todas sus noticias. En cuanto a la idea de basar su proyecto únicamente en la red, Ferrer contesta: "soy un animal social y necesito ver a gente cada día. Trabajar sola me da miedo, no lo quiero".

Remolí Creatiu remueve los problemas allá donde va a través de sus talleres, recicla alegando un mundo más sostenible y mantiene viva la llama de los hornos artesanos de la cerámica mallorquina. Xisca Ferrer capitanea este remolino todoterreno con una apreciada y consolidad proyección exterior.