Es un hecho que los programadores y gestores culturales apuestan cada vez más por las artes circenses. Lo es también que en Mallorca, durante los últimos años, están naciendo compañías que ofrecen este tipo de espectáculos. Prueba de ello es la joven propuesta de Guillem Vizcaíno y Mari Paz Arango, Atirofijo Circ, que pronto estrenará la versión definitiva de su proyecto A s'ombra, que los artistas han acabado de pulir durante su residencia en el Centre d'Investigació Escènica (C. IN. E) de Sineu; o Makam, dansa i circ, de Carla Fontes y Andrea Cruz; o Des-equilibrats, de Antonio Rosselló y Coloma Roig, que estuvo presente durante el mes de enero en la Internationale Kultubörse, en Freiburg (Alemania), presentando su último trabajo, Kinesis. La lectura de uno de los artistas de circo más veteranos de Mallorca, el director de la compañía Circ Bover, Sebastià Jordà, es que "lo que está pasando en la isla es toda una revolución".

"Hace unos trece o catorce años había muy poca cosa de circo en Mallorca", sostiene Jordà, que cuenta que el público mallorquín estaba acostumbrado a ver un tipo de circo muy convencional y comercial, que contaba con presentador y animales. Pero apareció la carpa itinerante del Circ Bover y propuso algo diferente, rompiendo con lo que la gente entendía por circo: sus espectáculos, sin animales, tenían la música en directo, algunas pinceladas de danza, y se sostenían a partir de un hilo conductor más teatral en lugar de contar con un presentador. "De alguna manera el Circ Bover ayudó a que la gente entendiera y valorara que se podía hacer circo de otras maneras", apunta el director del Bover, compañía que, sin duda, creó y sigue creando escuela en este arte.

El público respondió bien ante la novedad circense, algo que Jordà atribuye a que la compañía fuera mallorquina y a que estos espectáculos sorprenden tanto a pequeños como a mayores. "Lo bueno del circo es que es un espectáculo de riesgo, que quiere sorprender y descubrir los límites de los artistas, algo que ahora se combina con una potencia escénica muy fuerte, con teatro o con danza. Se intenta comunicar el circo a través de otros lenguajes y nos encontramos en un punto en que esto ha calado. La gente pide circo", explica el director del Bover, que defiende que el nivel de los artistas que están trabajando ahora mismo es muy alto, y que sus trabajos no tienen nada que envidiar a los que se producen fuera de la isla: "Las compañías de Mallorca no hacen cosas fáciles, sus espectáculos tienen mucho valor y calidad", sentencia.

Profesionalización del sector

Una parte importante en la historia de esta revolución de las artes circenses en la isla es la profesionalización del sector, que pasa por crear las mismas compañías, la compra y renovación del material, la creación de espacios para trabajar, como lo será ahora la antigua fábrica Can Ribas, y por que los artistas se asocien. "En cuestión de días la Associació de Professionals del Circ de les Balears será una realidad", revela Jordà.

Esta asociación empezó a germinar gracias al festival Circaire que organizaron Circ Bover, la desaparecida compañía Res de Res y el ayuntamiento de Alcúdia, en el que se encontraron, según cuenta el director del Bover, un 90 pro ciento de los artistas de circo de las islas: "Éramos entre treinta y cuarenta personas. Vino gente de la península para hablarnos sobre cómo promocionar nuestros trabajos y luego los artistas hicimos una asamblea. Desde entonces trabajamos con los estatutos y perfilamos lo que serán las líneas de acción la asociación, y por fin ya hemos firmado todos", explica Jordà.

Asignatura pendiente

Lejos de asustarse por la posible competencia que se puedan hacer las compañías, los profesionales del circo optan por unir fuerzas y aprovechar este momento en el que hay mucha demanda. Además, tanto Guillem Vizcaíno como Marc Florencio, destacan que valores como la solidaridad, el trabajo en equipo y el respeto, son inherentes a las artes circenses así como ellos las entienden.

Por su parte, Carla Fortes considera que hay sitio para todos: "Es cierto que somos muchos pero también hacemos cosas muy diferentes, no todos trabajamos las mismas disciplinas", apunta. Y continúa: "cuantas más compañías aparezcan, más demanda y público habrá".

Sin embargo, para que aparezcan más compañías es necesario que haya artistas jóvenes que sean el relevo de los más veteranos, y esto, según Florencio, solo tiene una solución: "Necesitamos una escuela profesional de circo al nivel de la de Barcelona o Granada".

Ahora mismo, en Mallorca se puede aprender circo en la Escola Noar de Circ de Sineu, que empezó en 2009 de la mano del Circ Bover dando cursos para adultos y en 2011 ya hacían cursos regulares anuales. Actualmente hay unos 50 alumnos entre pequeños, adolescentes y adultos, y quien se encarga de la enseñanza es Fortes, que se formó en la Escola Nacional de Circo de Brasil. La creación de un centro profesional es la asignatura pendiente del sector del circo, aunque no sea solo responsabilidad de este.

Por esa carencia, muchos de los artistas de circo mallorquines son autodidactas. Es el caso de Florencio y de Vizcaíno. "Mi escuela fue el Circ Bover, aprendí primero en casa y luego trabajando", señala el de Atirofijo Circ. Los dos consideran que el hecho de ser autodidactas hace que siempre quieran aprender más, algo básico en este arte que desafía el riesgo, los límites y el mismo circo.