¿Cómo es la Marcellina de Le nozze di Figaro?
Es un personaje muy arrogante pero luego se transforma. Nos lo pasamos genial en el montaje y es un privilegio hacer una Marcellina al lado de grandes como Carlos Chausson.
En abril estrenará El reloj de Lucerna en el Principal. ¿Cómo es preparar este drama lírico de Pere Miquel Marquès?
Supone todo un reto preparar un papel sin tener ninguna referencia pero lo conseguiremos porque le ponemos muchas ganas e ilusión. Lleva mucho trabajo porque no tienes ninguna referencia a la hora de construir el personaje.
¿Qué le parece que el Principal y el Instituto Complutense de Ciencias Musicales hayan recuperado este drama lírico del maestro mallorquín conocido como el Beethoven español?
Es importante recuperar este patrimonio musical y si alguien tiene que hacerlo es el Teatre Principal.
Está inmersa en la labor de acercar la lírica a los más pequeños. ¿Qué le apasiona de este mundo?
Siempre he estado ligada a la labor de hacer pedagogía de la música. Ahora estoy en un proyecto de música en la primera infancia y aún me ratifica más todo el trabajo que llevo años desarrollando con los niños. Los niños llevan dentro la música y cómo más pronto les ofrezcamos este lenguaje, más pronto les damos esta sensibilidad por la cultura.
¿Espectáculos como el de Òperamida son una manera de sembrar una semilla para el público de mañana?
Todo este tipo de espectáculos son semillitas que se siembran para el público del futuro porque la ópera no va a morir, es el espectáculo más completo. Si empezamos a sembrar estas semillas cuando son pequeños, es muy útil para el día de mañana.
También es una de las monitoras del proyecto Coralment de la Obra Social La Caixa.
Coralment es un trabajo con niños de exclusión social. Me daba mucho respeto este proyecto porque sus realidades son muy duras pero es una pasada ver cómo la música es capaz de transformarlos. Cuando cantamos, se olvidan de su situación. Nos juntamos y simplemente hacemos música, es mágico.
¿El canto coral es un gran instrumento para conseguir la inclusión social?.
Sí. Primero porque el canto coral implica hacer un trabajo en equipo. Debemos cantar juntos. Y en segundo lugar porque el concierto de final de curso es una recompensa para estos niños. Es un trabajo muy duro porque te tienes que reinventar, los tienes que enganchar pero es muy grato.
¿Qué beneficios tiene el canto coral?
Empecé en la escuela de música Ireneu Segarra, de la que formo parte del equipo docente. Continué en la Coral de Juventuts y luego en la Coral Universitària. Además de las experiencias musicales, lo que me ha aportado el canto coral son experiencias de vida. Ahora estoy dirigiendo un coro de gente mayor en Marratxí y es lo mismo que con los niños. Es la satisfacción de ver lo que disfruta esta gente porque la música tiene un gran poder.
¿La música debería tener más presencia en las aulas?
Están relegando la música y es una lástima porque es una herramienta mágica, sobre todo, para los niños.
