Aunque aún falta un mes para el inicio de la primavera, la apertura de ARCO -la feria de Arte Contemporáneo que se celebra en Madrid desde ayer hasta el domingo- anuncia el fin del invierno. Esta 37 edición reúne a 208 galerías de 29 países. De ese total de galerías 160 galerías se incluyen en el programa general, 13 en Diálogos, 19 en Opening y otras tantas en El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer, sección que sustituye al tradicional País invitado de ediciones previas. El año pasado, ARCO superó los 100.000 visitantes y vio mejorar el volumen de sus ventas -según su director, Carlos Urroz, "fue la mejor de los últimos siete años"- aunque será difícil reverdecer las ventas previas a la crisis.

Aunque ARCO sigue acogiendo piezas más o menos herméticas, aventuradas y arriesgadas, esta edición continúa con la tendencia de profesionalizar su labor y convertirse en un punto de compra y venta de obras de Arte de vanguardia más allá de las estridencias de las primeras ediciones. Cuatro galerías mallorquinas mostrarán los trabajos más brillantes de sus artistas en esta edición. Se trata de la veterana Pelaires, la palmesano-berlinesa Kewenig, Louis 21 (L21) y Horrach Moyá.

Propuestas y contactos

La galería L21 ha consolidado su presencia en ARCO. Dos años en el programa Opening le abrieron la puerta del programa general, espacio en el que también suma con ésta dos ediciones. Su responsable, Oscar Florit, ha traído a ARCO obra del mallorquín Rafa Forteza -el gran protagonista del stand- Nuria Fuster, Valerian Goalec, Valerie Krause, Martín Lukac, Fabio Viscogliosi y del venezolano Abdoul Vas. "Nosotros no venimos aquí a hacer números, sino a presentar proyectos que, cara al futuro, quizá lleguen a tener rendimiento económico. Venimos a presentar qué es L21 como galería y a partir de ahí seguir avanzando. Hablar de números a nivel micro no tiene mucho sentido; no es nuestro objetivo principal", afirma Florit.

Pelaires es una de las grandes veteranas no sólo de las galerías mallorquinas, sino de ARCO a cuya cita anual no falla desde su primera convocatoria en 1981. Sus responsables, Pep y Frederic Pinya reúnen en esta edición a siete artistas entre los que se encuentra el mallorquín Guillermo Rubí, con una arriesgada apuesta de obras sobre materiales reciclados como telas de anuncios de avionetas y cinturones de seguridad. El alemán Christian Jankowski presenta una instalación multimedia asociable al New Gothic Art, mientras que el navarro Rafa Munárriz muestra sus vigas curvadas, Jorin de Voigt sus dibujos y Jason Martín sus untuosas pinturas. El alavés Prudencio Irazábal retorna a ARCO con sus acrílicos nebulosos y el alemán Frank Nitsche hace lo propio con sus geometrías. Frederic Pinya apuntó que "los resultados de una feria no se pueden reducir a las transacciones económicas, sino también a los contactos, los futuros proyectos, tantear el interés real de los coleccionistas,?". En esta línea, Pinya sostuvo que "también en las ferias damos a conocer nuestro proyecto vital que cada vez mira más hacia afuera aunque sin olvidar a los artistas locales de nueva generación". "Acabamos de llegar de México y es un esfuerzo. Las ventas son esenciales para solventar esas inversiones tan altas. Somos una galería para la que cada movimiento supone una inversión muy grande y por eso intentamos atinar en nuestros proyectos. Tratamos de conocer cada vez mejor a nuestro público", concluyó.

Horrach Moyá es ya una de las galerías más consolidadas en ARCO. Su director, Juan Antonio Horrach, se mostraba muy satisfecho del ambiente que se respira en las primeras horas de feria: "Veo más público profesional que nunca y se nota bastante entusiasmo entre los coleccionistas, como ya se intuía semanas atrás. Creo que va a ser un buen año".

La sala Horrach Moyá dispone de un doble espacio, un dedicado exclusivamente para un proyecto especial de Joana Vasconcelos, y el segundo, más amplio, reúne las esculturas de Lawrence Weiner, un diario vivencia de Terence Koh, una instalación de Alicia Framis y una fotografía y una escultura de aluminio de la mallorquina Susy Gómez, entre otras obras y artistas.

Para Juan Antonio Horrach, las ferias como ARCO siguen siendo el centro del mercado artístico porque "son el contexto perfecto para que profesionales de todos los sectores del Arte podamos contactar con comisarios, directores de museos y con coleccionistas. La relación y la venta online ayudan pero no pueden sustituir a las ferias porque la obra de Arte requiere de la vivencia con ella para apreciarla".

Estancamiento global

Clara Garau, de la palmesano-berlinesa galería Kewenig no era tan optimista como Horrach: "Esperamos que vayan bien pero nunca se sabe. Quizá se esté estancando a nivel global, no sólo en ARCO. Hay movimiento e interés pero no llega a materializarse con la facilidad de otras temporadas". En cualquier caso, defiende la necesidad de acudir a la ferias porque "el online no las sustituye. El punto de conexión continuo son las ferias, donde realmente te encuentras con la gente del sector, así que por eso todos queremos venir. Es dónde se hacen reales los contactos que puedas tener vía online. Hoy en día, el porcentaje de gente que entra en una galería y compra una obra sin tenerlo previsto es mínimo. La venta en feria supera la mitad del volumen total de transacciones".

Entre los artistas que Kewenig trae a ARCO figuran un tapiz y collage de William Kentridge, que actualmente expone en el MNCARS, y obras del portugués Pedro Cabrita Reis, Jannis Kounellis, Leiko Ikemura, Christian Boltanski y de los mallorquines Bernardí Roig y Marcelo Víquez.