Sublime, volcánico o esplendoroso son algunos de los adjetivos que utiliza la crítica para referirse al pianista ruso Arcadi Volodos (San Petersburgo, 1972), un genio del teclado que esta noche reunirá sobre las tablas del Auditòrium de Palma virtuosismo, inteligencia, hondura y una personalidad inconfundible. Su recital es uno de los más esperados de la temporada y es que el concierto de Volodos cierra el Ciclo de Grandes Pianistas organizado por la European Music Foundation y dirigido por Oscar Caravaca y Man Minnie Ho. Es uno de los mejores pianistas del mundo y está considerado un genio por su habilidad única para combinar un virtuosismo excepcional con una musicalidad profunda y expresiva. Su talento y su creatividad como intérprete le han convertido en una referencia en la música clásica en las últimas dos décadas.
¿Qué recital regalará al público mallorquín?
Es un recital con obras de Schumann y Brahms en la primera parte mientras que la segunda parte estará centrado en la penúltima sonata de Schubert, que es de las últimas piezas que escribió.
Es un programa centrado en el Romanticismo y destaca por su carácter poético. ¿Qué tiene de especial esta música?
Todo es especial, pero esta música representa el más alto nivel de espiritualidad.
Confiesa que cada concierto es un gran evento para su alma. ¿Por eso ofrece pocos recitales?
Sí, exactamente. Hay personas que tocan 150 o 200 conciertos al año pero yo me limito a 40 por varios motivos. De todas maneras, ahora voy a tocar un poco más pero en los últimos cuatro años tocaba menos por mi hija. Es la vida la que decide por mí.
No entiende la música como una profesión. ¿Qué significa la música para Arcadi Volodos?
Soy músico totalmente, lo que significa que soy en un 85 por ciento músico y humano en el otro 15 por ciento restante. Para mí la música lo es todo, es mi vida. Cuando me levanto por la mañana, la música ya suena en mi cabeza.
¿Y el silencio también es música?
Sí porque desde mi punto de vista la música ha nacido del silencio. El misterio de la música sale del silencio. El silencio también es un sonido, es el silencio sonoro. Y es que el silencio es la verdadera esencia de la música clásica.
¿Popularizar la música clásica es una misión imposible?
Es imposible. Hay muchas personas que saben que en matemáticas dos y dos son cuatro pero pocos son entendidos en alta matemática. La música clásica es una cosa de élite. Es muy difícil. No se puede popularizar la música clásica como una Coca-Cola porque para entenderla tienen que pasar 30 años, hay que estar dentro de ella. Desgraciadamente hay músicos que llevan 40 años en el mundo de la música y no llegan a comprenderla.
Arcadi Volodos tiene una visión muy clara del repertorio que quiere tocar, con quién y en qué condiciones.
Esta independencia me da felicidad porque es una pena llegar a los 65 años y pensar que no has hecho lo que querías. La mayor frustración que puede tener un ser humano es arrepentirse de haber vivido de la manera que no quería. Es muy triste. Lo primero es ser honesto con uno mismo porque si no lo eres, la vida falla, no tiene ningún sentido.
Por eso eligió el camino de la independencia.
Elegí el camino que le corresponde a mi alma, a mi deseo, a mi corazón. Cualquier músico debe ser honesto y salir a tocar solamente las obras que le apetece, las piezas por las que siente mucho amor. No debe interpretarlas porque sean las obras que le gusten a los espectadores o porque sean piezas de más prestigio. Es una pena que interpongan su ambición.
Confiesa que le gusta tocar en ciudades pequeñas.
Me gusta ofrecer recitales en ciudades pequeñas porque en ellas encontramos más amantes de la música. En salas pequeñas se crea una atmósfera increíble, que me fascina. Cuando salgo al escenario veo la mirada del espectador y mi mayor felicidad es comprobar que el mensaje de Brahms, de Schubert ha llegado al espectador.
¿Por qué no le gusta tocar en orquesta?
Tengo una vida muy nocturna y la mayoría de las orquestas son muy estrictas y los ensayos tienen lugar por la mañana. Hay algunas que hacen una excepción por mí y los ensayos se llevan a cabo más tarde pero la principal razón es que me gusta tocar solo porque así todo depende de mí. En un concierto con orquesta que todo salga perfecto depende de demasiados factores. Si toco solo, yo soy el único responsable del recital. Además me gusta estar dos horas en el escenario con mi público. También influye que los colores que tengo para piano se limitan a la hora de tocar con una orquesta.
