Vive en México, es la directora musical de la Orquesta Sinfónica de Queensland en Australia y trabaja en Europa la mayor parte de su tiempo dirigiendo diferentes orquestas. "Sé que no tiene sentido, pero es así", asume Alondra de la Parra, que se declara amante de su trabajo. La directora de orquesta está en Mallorca porque dirigirá esta noche la Orquestra Simfònica de les Balears, en el Auditòrium de Palma a las 20 horas, en un concierto algo diferente a las expectativas que crea un evento de este calibre. "Para el público será un concierto novedoso, divertido, contagioso, ya que las canciones tienen ritmos muy populares y energéticos".
De hecho, para De la Parra, este concierto es un ejemplo de como tendrían que ser las funciones de una orquesta sinfónica, muchas veces demasiado centradas en interpretar piezas de origen europeo: "Este concierto es un buen ejemplo de diversidad. Interpretaremos una pieza de un norteamericano, Leonard Bernstein, la de un mexicano, Arturo Márquez, la de un español, Óscar Navarro, y una de un francés, Maurice Ravel". La directora reivindica el espacio de la música sinfónica latinoamericana en cualquier orquesta del mundo: "Las obras latinoamericano merece un lugar en el repertorio estándar de cualquier sinfónica, sin que se convierta en algo especial por incluir estas piezas, sino que sea algo normal. Esa es mi meta", explica.
Volver a lo humano
De la Parra considera que lo que se conoce como música clásica va a regresar con fuerza y será algo muy importante para la sociedad como lo fue hasta principios del siglo XX.
"Con todo el desarrollo industrial y tecnológico de los últimos cien años nos hemos alejado de lo humano, de lo acústico, de lo que sale de las mismas personas. Siento que ya estamos dando la vuelta a esto... El cambio hacia la tecnología, lo digital, lo no humano, lo matemáticamente perfecto, ha sido tan fuerte y tan intrusivo que nos vamos a cansar. Algunos ya estamos cansado. Creo que en poco tiempo va a haber una sed por lo humano".
Para ella, en el momento del retorno a lo humano, la orquesta sinfónica será "la utopía máxima de una fuerza brutal de seres humanos, poética, artística, con la única meta de sublimar al oyente". Considera que la gente querrá ir a un concierto, al teatro, para desconectar, no mirar ninguna pantalla, no hablar con nadie.
Mujer en un mundo de hombres
Una de las cosas por las que Alondra de la Parra despunta en su ámbito es por el hecho de ser mujer, ya que la mayoría de personas que dirigen orquestas actualmente y desde siempre son hombres. De la Parra lo relaciona con el hecho de que tiempo atrás no era ni siquiera una "posibilidad" para las mujeres. Pero también por las características de su trabajo: "Es una carrera muy exigente, muy difícil de equilibrar con la vida personal. De todas maneras, sigue habiendo una resistencia a los roles de liderazgo de la mujeres, y ahí está la lucha".
De la Parra es la tercera mujer que dirige la Orquestra Simfònica de les Balears y, aunque asegura que cada vez las féminas tienen menos dificultades para llegar a ser directoras, recuerda que, internacionalmente, "en el nivel más alto de la dirección de orquesta, aun no ha habido una mujer". Aunque ella haya legado lejos, considera que le queda mucho por hacer y por crecer.
