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Música

Sebastià Rosselló: "Es increíble juntar a tanta gente con los mismos gustos y ganas de tocar"

Todos los músicos que tocan en la big band son estudiantes o acaban de terminar sus estudios superiores de música moderna

La big band Bull i Pebre Bord durante su último concierto, el pasado 3 de enero, en el Teatre de Manacor. carolina tur

Suenan a Count Basie. A Gordon Goodwin. A Maria Schneider. Incluso suenan a Zelda, un videojuego. Tocan el repertorio mítico del jazz, pero lo que tocan son temas arreglados, escritos, por ellos mismos. No son una big band normal porque, aunque las haya "es difícil encontrar una big band de gente joven". Lo dice el joven manacorí Sebastià Rosselló, estudiante del grado superior de guitarra moderna en el Liceu de Barcelona.

Rosselló propuso a sus compañeros de clase montar una big band para poder tocar los temas que ellos mismos arreglaban para una de sus asignaturas. Y la juventud, que no tiene miedo, dijo que sí, "sabiendo que no ganaríamos nada más que experiencia". Así nació, en junio de 2017, Bull i Pebre Bord Jazz Orquestra, una big band de diecinueve músicos aún estudiantes que provienen de escuelas como el Liceu, la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC), el Taller de Músics de Barcelona y el Conservatori Superior de Música de les Illes Balears.

Hasta la fecha, el conjunto ha tocado tres veces en Mallorca (en Palma, en Alaró y en Manacor) pero, si bien Rosselló afirma que le gustaría tener más conciertos, también habla de que esta no es una banda para ir de gira. El guitarrista describe el proyecto como algo "experimental, amorfo" pero, a su vez, "especial" porque "somos gente muy joven que tocamos música moderna escrita por nosotros", precisa el músico. Y añade: "Es increíble juntar a tanta gente con los mismos gustos, con las mismas ganas de trabajar y de hacer música. Tocar con una big band es especial. Es un formato muy interesante".

También opina así Maria Antònia Gili, de Artà, trompetista y estudiante del grado superior de música moderna en el Liceu. "Tocando en una big band compartes la música con mucha más gente, es más intenso, y a la vez divertido. Encima, en este caso tocamos temas originales que no tocaremos en ningún otro sitio".

Además, Gili comenta que no es muy común que en una big band haya una cantante: "El hecho de que el proyecto cuente con una voz lo hace aún más peculiar", apunta la trompetista.

Otra de las curiosidades es que los intérpretes de esta formación no siempre son los mismos: "La big band tiene un corazón de gente bastante sólido, de unas cinco o seis personas, entre los cuales están Roger Mir y Joan Codina, de Barcelona, Dani López, de Batet, y los mallorquines Toni Mora, Toni Llull y yo. Nosotros somos los que, en la mayoría de los casos, escribimos los arreglos. Los otros músicos van rotando. Si tocamos en Cataluña habrá más intérpretes catalanes, pero si lo hacemos en Mallorca contaremos con más gente de aquí", explica Rosselló.

Y, por cuestión de logística, suelen ensayar solo una vez antes de un concierto. Siendo tantos y de tantos sitios diferentes es muy difícil coincidir en un mismo lugar a no ser que sea para un concierto. Rosselló admite que es arriesgado, y casi un reto, pero de momento, "todo ha salido bien".

De Barcelona a Mallorca

"Estudiar en Barcelona significa empaparte de todo tipo de corrientes y movimientos artísticos", dice el manacorí, que reflexiona que Mallorca se merece muchas cosas de las que tiene Barcelona. "Esta isla tiene que airearse, hace falta que llegar cosas nuevas". El guitarrista lo comenta mientras dice que no tenía muy claro si en Mallorca podrían funcionar los conciertos de Bull i Pebre Bord. "El público aquí se guía mucho por el boca a boca. Va a ver cosas que sabe que le gustarán. No hay mucha gente que se mueva para ir a ver algo que no conoce, es muy poco curiosa".

Aún así, Rosselló y Gili se muestran muy satisfechos con el feedback que han recibido después de cada concierto. "Como músico acabas hecho polvo, porque estás todo el tiempo leyendo partituras...pero de los conciertos que hemos hecho la gente ha salido muy contenta, diciendo que había durado lo justo, y de muy buen rollo", mantiene Rosselló.

La opinión de Gili no se aleja de la del guitarrista. "En el primer concierto no esperábamos a mucha gente", afirma. Sin embargo, asegura que hay gente que repitió. "Yo creo que el hecho de tener una cantante estira más, para la gente es más normal", dice Gili, trompetista de un big band que, de normal, tiene poco. Empezando por el nombre.

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