¿Cómo ha sido su debut en la literatura teatral?

Ha sido un debut de viejo (risas). Tenía 60 años cuando escribí este texto. Conozco el teatro griego clásico, Shakespeare, Molière... pero los conozco como clásicos de la literatura. Soy un inepto teatralmente hablando y nunca me he interesado especialmente por este género. Pero soy poeta y narrador. Los poemas y algunos fragmentos de las novelas son muy parecidos a un monólogo teatral, por lo tanto, no ha sido cambiar de género, ha sido como continuar con un registro que conocía. Me gustó mucho hacerlo.

¿Repetirá?

Nunca planifico. Siempre he escrito los libros que he necesitado escribir. Nunca he pensado, esto me ha ido bien y voy a repetir, en absoluto. Nunca hubiera creído que escribiría teatro y, en cambio, he escrito un monólogo teatral que encima todas las noches fue un éxito. No sé si repetiré. Hay un personaje mallorquín que me daría para otro monólogo pero de momento me reservo el nombre. El día que sienta la necesidad, lo haré.

¿Sintió la necesidad de dar voz a Catalina Homar?

Sí. Me gusta el mundo de las mujeres y me gusta su voz. Era una manera también de hablar de ese mundo en boca de ellas porque ella precisamente nunca había hablado

¿Por qué tuvo tan claro que Catalina Solivellas encarnaría a Catalina Homar?

Es un secreto. Sin ofender a ninguna de las actrices mallorquinas, no pude imaginarme a ninguna otra reflejando la personalidad y el físico de una Catalina Homar en todo su esplendor. Aunque la sitúe en el purgatorio, la evocación que ella hace de sí misma, en el fondo, es el de una Catalina Homar potente y espléndida.