Llegó tarde a los escenarios, con 28 años, pero lo hizo para quedarse. Con si de un cap de fibló se tratara, Bruno Sotos (Andratx, 1985) ha entrado en la escena musical por un escaparate tan poderoso y al mismo tiempo peligroso, por aquello de la fama fugaz y las envidias, como es la televisión. Su actuación en el programa de Telecinco Got Talent le sirvió de trampolín para alcanzar un sueño mil veces deseado y del que no quiere despertarse: "Es algo que había buscado siempre; a mí lo que me da la felicidad es hacer música y que esa música le dé felicidad a otra gente".

Todo empezó en Andratx, un pueblo en el que hoy le paran por la calle para agasajarle. "Antes tardaba diez minutos en hacer la compra en el súper, ahora estoy dos horas. La bola no deja de crecer", reconoce el intérprete de Hoy duele, un auténtico hit cuyo vídeo suma millones de visualizaciones, entre España y Latinoamérica, que le ha valido firmar un contrato de hasta cuatro discos con la multinacional Sony. Por sus venas fluye sangre mallorquina y albaceteña, y también notas musicales: cuatro de sus tíos se entregaron al oficio, abordando diferentes estilos, desde el rock de Los Malditos al jazz. Uno de ellos, Javi Sotos, cantautor y pianista, fue su "maestro, un ídolo", confiesa. Con él publicó dos discos, bajo el nombre de Lugares Comunes. Son canciones que reivindica y que a veces canta en sus conciertos, como Llama, un tema que incluirá en su próximo disco, en el que ya trabaja, con el productor Antoni Noguera al frente.

'Llama' es una canción que escribió hace ya unos años, junto a su tío, a raíz de una actuación en una jam session que le cambió la vida. Cosas del destino, en el que cree. Antes, con 16 años, tras dejar el instituto -"nunca he sido un salvaje pero sí muy mal estudiante"- entró en una discoteca, por primera vez, en Barracuda, en una gala de tarde. "Había un tío haciendo percusión encima de donde los DJ's, y me invitó a tocar el tambor. Yo, que tengo poca vergüenza, subí enseguida, probé con un ritmo y estuvimos los dos tocando media hora. A él le sacaron de la disco para meterme a mí. Empecé a cobrar 2.000 pesetas de las de entonces, un dineral, y aluciné. Estuve años tocando percusión, por Zaragoza, Eivissa... Viví de esto un tiempo hasta que un día descubrí, mirando a mi tío Javi Sotos, que a mí lo que me emocionaba era la guitarra y el cantar. Le pedí si podía tocar con él y me aceptó".

Hasta que la percusión dio paso a la voz, un descubrimiento que ocurrió en la citada jam session, con 28 años, también en Andratx, frente a un público en el que todos eran alemanes e ingleses. Ahí le advirtieron que tenía algo especial, y él empezó a sonar. Un sueño del que despertó con la muerte de su padre, al que dedicó Hoy duele. "Escribiéndola lloré muchísimo, y sigo llorando cuando la canto. Lo peor que me ha dado la vida, que ha sido arrebatarme a mi padre, también me ha traido lo mejor, poder compartir mi música con el público", señala.

'Acuarela' será su primer trabajo con Sony, que le está dando total libertad a la hora de construir el disco, en el que sonarán canciones como Novios o Ámame. "Habrá temas alegres y movidos, se podrá incluso hasta bailar", adelanta con los ojos brillantes, sin dejar de soñar: "Quiero tocar algún día en el Auditòrium de Palma". Mañana domingo interpretará algunas de sus nuevas canciones en La Movida (Carrer Albo, s/n, a las 19.00 horas), aprovechando la presentación de su nueva banda. Una banda que ha ido forjándose en Es Gremi, bajo la mirada de Jimi Hendrix y Johnny Cash, dos de las estrellas que cuelgan de las paredes del local de ensayo.

El concierto de La Movida estará dedicado a Sergio Ramis, director de su banda y teclista, que no podrá estar presente. Sobre el escenario le acompañarán Miguel Forteza al violín, Pedro Moyà a la batería, Juanjo Monserrat a la guitarra y Toni Morales al bajo. "La banda ya estaba formada, con el nombre de Thony Bloom, y ha sido ella la que ha venido hasta mí. No he tenido tiempo ni siquiera para soñar con ella", afirma Sotos en un intermedio de uno de los ensayos en Es Gremi, sala que no conocía. "El local me parece una pasada, muy agradable, y no lo quiero decorar a mi gusto. Me siento un okupa. Nunca había estado antes en Es Gremi. Hasta ahora había salido muy poco de mi pueblo, como muy lejos a Génova para comer un pa amb oli".