¿Desde cuándo le interesan los discos?
Tengo la sensación que de siempre, pero el verdadero romance debió empezar con 15 años cuando propuse a mis hermanos pequeños juntar una parte de la paga semanal y dedicarla a comprar discos. Costaba decidir qué discos comprar pero poco a poco empezamos a reunir nuestra pequeña colección. Lo malo vino años después cuando tuvimos que repartir lo adquirido tras esos años, desprenderse de algunos de aquellos discos me costó muchísimo.
¿Que una discográfica independiente celebre tres años de existencia puede entenderse como un ejercicio de resistencia?
Sí, es una proeza mantenerse, pero en nuestro caso ya nacimos con la crisis en su máxima expresión. Ya sabíamos a lo que nos exponíamos y, por tanto, es más fácil mantenerse.
¿Cómo sobrevivir a la alargada sombra de un sello como Blau?
La industria discográfica ya no es lo que era. Ya nadie se come todo porque es totalmente imposible, ya apenas se venden discos. Por esto mismo y muchas cosas más hay espacio para locos que se aventuren en esta cruzada, y aún así, no se cubrirá nunca la cantidad de trabajos que sacan los grupos adelante hoy en día. Por eso la gran mayoría de grupos independientes acaban autoeditándose sus discos.
¿Qué relación mantiene Espora con otras discográficas, como la citada Blau, Runaway o Bubota?
Fantástica, colaboramos en todo lo posible. Blau y Runaway merecen todo mi respeto, el trabajo realizado por la música de nuestra isla durante tantos años es encomiable. Luego está Bubota, más reciente e independiente, pero otro ejemplo para mí de entrega y saber hacer. Hemos tenido proyectos conjuntos con las tres y en todos ellos he aprendido mucho, tanto en lo profesional como en lo humano. Y hablando de discográficas mallorquinas, no nos podemos olvidar de la ya desaparecida Primeros Pasitos, otros cracks.
Cite la primera y última referencia de su catálogo.
La filosofía con la que nació el sello es: “Primero el artista y su música, luego el producto y por último el negocio”. Yo creo que en estos tres años lo hemos cumplido (sobre todo lo de el negocio lo último). Siempre disfrutando de lo que hacíamos desde nuestro primer CD en enero de 2015, aquel Carretera Serpiente de Astrolabio hasta el último, el nuevo álbum de Urtain. 17 discos de producción propia y diversas coproducciones y colaboraciones. No está mal.
¿Qué se necesita para ser un ‘artista Espora’?
La verdad es que aparte de que nos guste la música que hacen, es imprescindible que haya una relación personal de confianza. La industria discográfica ya no es un negocio (al menos a nuestro nivel) y se precisa de dinero, y mucho tiempo y dedicación para sacar un disco adelante. Los grupos acaban pagándolo casi todo y tu acabas siendo uno más de la banda, uno más ilusionado por sacar adelante ese trabajo, esa obra. En todo ese camino es necesario que haya una relación personal cercana, no se puede tratar como un proyecto empresa-cliente.
¿Los cazatalentos son figuras del siglo pasado?
Diría que sí. Yo en estos tres años no me he encontrado con ninguno, y si lo hay es un mecenas con una buena cuenta corriente. Antes quizás había más porque si encontraban ese talento les podía producir ingresos importantes, eso ya no existe (o casi, algún caso se produce muy de vez en cuando).
¿Cómo se explica que Mallorca sea uno de los lugares del mundo con más músico por metro cuadrado?
Siempre me lo he preguntado pero todavía no tengo respuesta. Quizás sea la insularidad como pasa en Islandia, quizás el clima o quizás los genes. No lo sé, pero la isla siempre ha parido muchos y muy buenos artistas, y no sólo los ha parido sino que ha acogido muchos que han encontrado aquí su inspiración y su segunda casa.
¿Demasiados grupos para pocas salas?
Demasiados grupos para poco público diría yo. Las salas son las adecuadas al público que va a conciertos, el problema es el público. No sé que pasa, no ha habido un relevo generacional en la afición por la música en directo, la gente sólo va a festis en lugar de a conciertos y va por la fiesta y el ambiente más que por los grupos. Es que incluso ni los mismos músicos van suficientemente a conciertos, con la cantidad que son, si fueran a ver a sus colegas la cosa cambiaría.
¿Cuál es su sala ideal?
No existe. Mi sala ideal tiene que tener unas condiciones acústicas excelentes, sin vecinos a los que puedas molestar y, sobre todo, con una programación exigente al margen de modas o temas comerciales. Una sala a la que acabases yendo porque confías en su criterio y aunque no conozcas al grupo sabes que te va a gustar. Y que a la vez cuide la escena local.
¿La de los músicos es una familia bien avenida?
No, todos son muy individualistas y van a su puta bola. No lo llamaría envidia pero no hay entendimiento, todos tienen sus razones y sus puntos de vista. El asociacionismo en el momento actual de la industria musical es urgente y necesario pero aquí en Mallorca (y en otras muchas comunidades) no hay manera. Al final cada grupo es una asociación con su propia voz.
Son muy pocos los que pueden vivir de esta profesión. ¿Ser músico de rock es un salto al abismo?
Sí. Hoy en día para la mayoría es un hobby al que sólo se pueden dedicar si tienen en paralelo un trabajo que se lo permita. Y no es decisión propia, es obligación. Ser músico representa pagar instrumentos, pagar local de ensayo, pagar estudio grabación, pagar, pagar, pagar y sin apenas ingresos. Y ya cuando consiguen un buen bolo y se les exige estar asegurados, poder facturar, etc. Una ruina.
¿Cuál es la canción perfecta?
La que sale del alma en un momento de inspiración no premeditado. Y suelen ser muy sencillas, pero por alguna razón inexplicable te llegan a lo más hondo.
Hijo de la Movida, ¿cómo sobrevivió a aquella época sin caer en la locura?
Pues no lo sé bien. Fueron tiempos difíciles para la juventud, la heroína y el sida causaron estragos. Muchos vivíamos al límite pero por suerte nunca crucé la línea.
¿La Movida se ha sobrevalorado con el paso del tiempo?
La madrileña sí, pero las otras muchas movidas que hubo en otras ciudades quedaron en el olvido. La mallorquina es un ejemplo.
¿Qué concierto permanece imborrable en su memoria?
El de Barón Rojo y Alaska y los Pegamoides en la Plaza de Toros de Palma. Entré como seguidor de Barón ycreo salí como fan de los Pegamoides. A partir de ahí todo cambió.
¿A qué tribu perteneció en los 80?
Post-punk, siniestro. Los de los abrigos hasta los tobillos.
¿Qué grupos reivindica de aquella época?
Bauhaus, The Church, Joy Division, Siouxsie and the Banshees y sobre todo The Sound. Bueno, y los españoles Décima Victima, Paralisis Permanente, Alphaville, Derribos Arias. Y Furnish Time desde Mallorca.
¿Editará algún día un disco de reguetón?
Nunca. Editamos sólo lo que nos apasiona y por eso mismo no creo que editemos nunca reguetón ni otros estilos mucho más respetables como el jazz o el flamenco.
Casete, vinilo, CD, vuelta al vinilo, vuelta al casete... ¿La industria nos toma el pelo?
Sí. La industria juega con el consumidor en todos los aspectos desde hace muchísimos años. La industria musical inventó y promocionó el CD como formato que les abarataría costes y les haría ganar mucho más dinero y al final el CD y lo digital ha acabado con la industria. Paradojas. Y ahora vuelve el vinilo y el casete pero más como un objeto que como un formato que se vaya a consolidar. El formato del streaming ha acabado con el formato físico. Aunque nunca se sabe, dijeron eso de Video Kill the Radio Star y al final creo que la radio ha vencido.
