El escritor y colaborador de este periódico José Luis de Juan presenta una nueva versión de El apicultor de Bonaparte (Minúscula), su primera novela publicada en 1996, y que se alzó con el Premio de Novela Breve Juan March Cencillo. Eran muchas las voces que le pedían que revisase este libro que hacía tiempo que no se podía encontrar en las librerías debido a que la editorial había desaparecido. Ha cambiado algunas cosas. Reconoce que ha sido una tarea "un poco difícil" volverse a enfrentar a un texto antiguo. "Aunque la novela estaba bien, pensé que se podía mejorar", explica. Detalla que la historia sigue siendo la misma pero ha cambiado el inicio y el final. "El final necesitaba un cambio porque era la parte menos lograda de la novela", justifica De Juan que también ha aprovechado la ocasión para limar el estilo que era "un poco cargado".

Los lectores se encontrarán con el mismo personaje y una vez cojan el libro se sumergirán en una atmósfera isleña que conocemos bien, "es por eso, que el libro está relacionado conmigo". Y es que la novela plantea un atmósfera de aislamientos, de sospecha, de espera, de imaginación.

"Lo importante de esta novela es la atmósfera, el lenguaje, el misterio y el enigma que plantea sobre la identidad de Napoleón y su relación con las abejas", desvela para acto seguido puntualizar que "es una fábula sobre el poder y sobre la identidad". "Es la moneda de doble cara". Por un lado, nos presenta el apicultor en una isla como la de Elba donde en mayo de 1814 estuvo confinado Napoleón y, por otro, está ese personaje "excesivo y legendario" que es Bonaparte. "Creo que más que un personaje histórico, que lo es, en realidad, lo que me interesa es el personaje como leyenda literaria", admite y especifica que no ha escrito sobre Napoleón porque realmente le interesara si no que "escribe para uno mismo, para plantearse preguntas". "Nunca me ha interesado demasiado este personaje pero sí su estela, los ecos que ha creado y lo que ha dejado detrás de sí", admite.

Cuenta que cuando Napoleón se dirige a Elba con una fragata inglesa diseña una bandera con una franja roja y tres abejas de oro ya que fue declarado emperador de Elba. A partir de aquí, el escritor fabula porque nadie había explicado esta relación con las abejas. "Lo que interesa en una novela es la invención, la parte que uno no controla de la historia y de la realidad", sentencia. De todas manereas, admite que El apicultor de Bonaparte es "una fábula un poco alucinógena de la realidad sobre un personaje que tiene dos caras porque en un momento no sabemos quien es Bonaparte, quien es el apicultor, si son dos, si son uno? Me interesaba este juego y creo que en esta versión ha quedado más logrado".

Y el resultado es que la mezcla de la historia y de la ficción dotan a este relato de un encanto especial. "Se puede pensar que es una especie de novela histórica pero en realidad tiene muy poco de histórica", comenta el escritor, que admite que no le gusta documentarse demasiado para la narrativa. Evidentemente hay historia y un conjunto de parámetros que son ciertos pero otros son inventados como el personaje del apicultor, por ello, admite, el lector puede llegar a pensar que el personaje de Napoleón también lo es. "Es un personaje tan excesivo que más bien es un personaje de la literatura de la leyenda que de la historia", reconoce.

Tiene claro que El apicultor de Bonaparte es una novela que si puede interesar al lector es por su atmósfera extraña y por un discurso un poco fuera de lo habitual. Y es que José Luis de Juan confiesa que lo que busca siempre en las novelas es una atmósfera que permita que el lector se sienta integrado en el relato. "Mi objetivo es que las mismas cuestiones e incógnitas que se establecen en el relato, se las haga el propio lector.

Asimismo, detalla que el encuentro-desencuentro de estos dos personajes tan diferentes viene a ser una fábula sobre lo que es la vida de cada uno. La espera que hay en toda vida de algo que va a ocurrir. La relación con la identidad, la espera, la angustia vital de saber quién es cada uno.

Una frase

Y si se le pregunta qué le llevó a escribir El apicultor de Bonaparte, responde rotundo. "Una frase". Y es que José Luis de Juan es de los que creen que "la literatura viene de la literatura, de las mismas palabras". Revela que guardaba un relato antiguo que hablaba de un apicultor de Elba y leyó la frase "el apicultor de Bonaparte". "Esta frase fue lo que inició el proceso. Fue como empezar la casa por el tejado".

Admite que ganar en su día el Premio de Novela Breve Juan March Cencillo fue un "espaldarazo a algo que estaba latente desde mucho tiempo". Y es que había empezado en la literatura desde muy joven pero el premio fue una vuelta a la actividad de la escritura. Fue su primera novela publicada que fue muy bien recibida por la crítica en España y también le permitió publicar otros libros en Francia ya que la novela también se publicó en el país vecino y fue traducida en varios idiomas. Ahora está inmerso en su próxima novela, "muy relacionada con un viaje". Sigue trabajando en ella pero considera que "está más o menos acabada".