El arte de hacer música es un ejercicio ligado a la paciencia y la soledad, la constancia y la sinceridad, el misterio y el control/descontrol. Así lo defiende Josep Prohens (Felanitx, 1956), uno de los compositores mallorquines más reconocidos: "El compositor hace lo que le viene en gana, pero cuando me enfrento a una obra lo paso mal, me peleo con mi interior, pienso qué he de hacer, cómo, si irá bien. Es una lucha interna constante para que aquello vea la luz. Cuando acabo estoy agotado. Siempre cambiaría cosas, porque uno va madurando, pero cuando firmo la partitura ya no la toco más, sino no la acabaría nunca. A partir de ahí la partitura comienza su vida y no se sabe dónde terminará, quizá en la basura. Cuando sale de mis manos, pierdo el control".

Autor de obras como Somnis, colección de cinco piezas para piano con la que viajó en su día hasta Washington DC; o Impressions, disco que define con una palabra, "sinceridad", y que reúne piezas escritas entre 2001 y 2016 y en cuya presentación, hace unos meses, participó su amigo Antoni Parera Fons (Premio Nacional de Música 2016), afirma no seguir ningún método a la hora de componer. "He tenido temporadas en que he sido prolífico y otras en que no. Envidio a aquellos compositores, que yo llamo de verdad, que escriben por necesidad, no económica, sino porque el cuerpo lo pide".

La inspiración, o mejor dicho, el trabajo, suele encontrarle frente a la partitura, en su residencia palmesana, próxima a Pere Garau. Su estudio está presidido por un piano japonés, un Kawai, y de sus paredes cuelgan diferentes títulos -posee las carreras de piano, clariente y composición-, unas castañuelas, libros teóricos y distintas fotografías, una de ellas con sus alumnos, porque también cultiva la docencia, su "auténtica pasión", subraya. En Portocolom, donde pasa largas temporadas, también le visitan las musas aunque "no por tener vistas al mar, que las tengo, significa que la obra me vaya a salir mejor, eso es un doi, todo el rollo de la inspiración es una comedia, una idea del cine", espeta.

El requinto, un instrumento parecido a la guitarra aunque de menor tamaño, fue su primer laboratorio de ideas musicales. "Quería tocar el clarinete pero como era muy pequeño, tenía los dedos diminutos y no llegaba", recuerda con una sonrisa. A los seis años, un día en el que jugaba con sus amigos, acompañó a uno de ellos, Bartomeu Artigues Mesquida, a la clase de música a la que asistía. Fue su primer contacto con este mundo, del que ya no se desligaría. "Quedé maravillado. Al día siguiente recibí mi primera clase".

La Banda de Música de Felanitx fue su primera escuela y Artigues Febrer, 'Mestre Tomeu', uno de sus mentores. Con el tiempo, otros guías suyos serían Joan Moll, Catalina Rotger, Pascual Martínez, Bernat Julià o Amando Blanquer, uno de los más notables compositores valencianos del siglo XX. "Tener un maestro es fundamental. Puedes ser un genio pero sin maestro te la pegarás. Necesitas que te enseñen y algo muy importante, necesitas ser constante en lo que haces", afirma.

La constancia y el amor por la música le llevó a obtener plaza de profesor de auxiliar de armonía en el Conservatori en 1986. Una década después, en 1997, fue elegido director del Conservatori Professional de Música i Dansa de Balears. Entre sus principales logros, la implantación en Mallorca de los estudios superiores, las extensiones de las escuelas de música y la construcción del actual edificio en Alfons el Magnànim. "Durante aquella etapa aprendí lo que nunca hay que hacer. El de director del conservatorio era un cargo muy político. Me enseñó a hacer gestión. Estoy contento de haberlo hecho porque conseguí muchas cosas pero también llega un momento en que si descuidas tu parte creativa y musical, se desvanece, y no puedes perder el hilo". Tras su salida de esta institución entró en la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià, la cual dirige desde hace cuatro años con renovadas ilusiones: "En la Acadèmia hemos hecho muchas cosas pero tenemos que movernos más, estar presentes en la sociedad, darnos a conocer a todos los ciudadanos".