-¿Qué le atrae de un festival como el FesJaJá?

-El FesJaJá es uno de los festivales más chulos que hay en toda España. Yo lo disfruto desde hace tiempo y sé que es un festival en el que no solo se trata muy bien al cómico, también al público, porque al estar nosotros muy a gusto salen cosas maravillosas en el escenario. He estado en muchos festivales de comedia pero en el FesJaJá he visto cosas que no he visto en ningún otro sitio.

-¿Por ejemplo?

-A Riki López, que llevó el festival en sus primeros tiempos, lo he visto desatado.

-Mallorca, tierra de sol, playa, corrupción...

-Y balconing.

-Y también de humoristas. ¿A quienes conoce de la isla, aparte del citado Riki López?

-A Toni Nievas. Yo fui bastante valedor suyo en la Península porque me parece que el humor mallorquín se tiene que exportar. En la isla hay gente muy graciosa. ´El Casta´ es otra maravilla local que tendría que ser más conocido. En Mallorca tenéis muy buena comedia. Al humor mallorquín, que lo conozco porque tuve familia política en la isla durante varios años -tuve una novia cuya familia era de Inca-, lo descubrí en su momento y me enamoré. El humor mallorquín, tan socarrón, me vuelve loco.

-¿Qué define al humor mallorquín?

-Se parece un poco al gallego. Es como con retranca. Un mallorquín pocas veces te está diciendo lo que te está diciendo. Te está diciendo otra cosa, además, que hay que adivinarlo. Y además anida en él un surrealismo, muy arraigado en la isla. Yo no sé si es por el hecho de ser una isla pero parece que el surrealismo agarra mejor en los sitios de mar. No sé que tiene que ver el surrealismo con el salitre pero hay como una especie de realismo mágico ahí. Toni Nievas me parece un gran representante de ese humor mallorquín, de esa imaginación desatada que existe en Mallorca. Los mallorquines crean imágenes. Retranca, surrealismo y€ el hecho de que el cantante más famoso de Mallorca sea de género country, Tomeu Penya, ya me parece realismo puro. Es una isla singular.

-Otros que tiraban del surrealismo eran los Antònia Font.

-Mi grupo favorito, del mundo, junto a los Rolling y los Beatles. Es una putada que se hayan disuelto.

-¿Qué ha preparado para su actuación en Palma, este sábado a las 21 horas en el Trui Teatre, en un show en el que le acompañarán Raúl Cimas y J.J. Vaquero?

-Es un nuevo show que tenemos, que esperemos que guste mucho. Lo presentamos en Palma después de estrenarlo en Gijón. Se llama Os echaremos de menos y consta de tres monólogos con un hilo conductor: el que va a hacer el monólogo se ha muerto, lo hace post mortem. Entonces, para darle paso al monólogo los otros dos hablan del que acaba de fallecer delante de una lápida. Y ahí hemos puesto mucho de verdad, con lo cual el espectador conocerá nuestras interioridades, detalles de nuestras vidas, porque Cimas, Vaquero y yo nos conocemos mucho. Es un espectáculo cómico y autobiográfico a la vez.

-¿Qué tipo de humor comparten?

-Lo bonito del espectáculo es que somos muy distintos. Cimas tira mucho del surrealismo, yo del sacarsmo, la ironía y el humor políticamente incorrecto, y Vaquero hace de cada frase, un chiste. Son tres estilos de humor bastante diferentes que se complementan muy bien.

-¿Es saludable ver cada noche el mismo programa de humor, aunque sea El intermedio?

-El intermedio es un programa de humor ligado a la actualidad así que cada día es diferente. Creo que es un privilegio poder disfrutar de Wyoming a diario. Me parece uno de los gigantes de la comedia en este país, junto a Buenafuente. Y por suerte los tenemos a los dos en activo. Como médico, te prescribo a Wyoming a diario. Yo aprendo de él a diario. El intermedio es una puta escuela permanente. Y te diré que aprendo casi más en las pausas publicitarias que en el programa porque Wyoming te cuenta que ha ido a por el pan, y te ríes, tiene el don de la comedia. Yo adoro la comedia, la disfruto y la gozo, y luego trabajo. De natural no soy especialmente gracioso, sino que intento contar las cosas de forma divertida, pero hay gente que tiene el don de la comedia, no se esfuerza, y ese es el caso de Wyoming, que te hará reír sin pretenderlo.

-El humor lo atraviesa todo, ¿también la Constitución?

-A la Constitución le falta un poco de humor. Se hizo en una época muy difícil y a lo mejor se olvidaron de tomarse un poco más a risa lo que es este país y de quitarle un poco de seriedad y de hierro a esta historia. De todos modos el rollo ese de que la Constitución es intocable, quién lo ha dicho. No hay nada intocable. Si se pusieron de acuerdo una vez, pues se pueden poner de acuerdo otra vez, y se puede actualizar, sino todavía estaríamos, me cago en dios, con las sagradas escrituras y sacrificando corderos. Hay que retocar las cosas. Le falta humor no a la Constitución sino a la política en general. Primero, que se ríen un poquito, que le quiten hierro a todo, porque cada vez que hablan parece que están moviendo los cimientos del templo. Primero, relájense, que además trabajan para nosotros, con lo cual nosotros les diremos cuándo se pueden poner serios y cuándo no. Que me parece que se han venido muy arriba. A estos tíos hay que recordarles que somos nosotros quienes les pagamos el sueldecito a final de mes. Una vez relajados, pueden hablar de todo. "Es que no quiero". Pues te jodes, porque para eso te pago, para que hables, porque hablando de todo se entiende la gente. Y así tocamos la Constitución, las sagradas escrituras y lo que haga falta. No puede ser que unos tíos que trabajan para nosotros estén más enfadados que nosotros y hagan que nosotros nos enfademos entre nosotros. Los políticos están exactamente para lo contrario que están consiguiendo. Están para garantizar la paz y la armonía social y lo único que hacen es enfrentar a una gente con otra. Están haciendo muy mal su trabajo, así que vamos a reirnos un poco por no empezar a quemar cosas.

-¿La derecha tiene sentido del humor?

-En la derecha hubo y muy buenos humoristas, como Tip, que era profundamente de derechas y muy divertido. Su sentido del humor era espectacular, capaz de hacer chistes sobre Carrero Blanco. Lo que pasa es que nos hemos gilipollizado, la derecha y la izquierda. El sentido del humor es síntoma de inteligencia, con lo cual, la falta de sentido del humor que yo detecto en nuestra sociedad es un síntoma de que estamos gilipollas y de que los tontos nos están ganando terreno. No podemos permitirlo. Este es un combate a la altura del cambio climático o el cáncer. Hay que vigilar al tonto porque se está viniendo muy arriba y está ocupando cada vez más espacio. El tonto es como la hiedra, como te dejes, te come. Tenemos que hacer retroceder al tonto. Y al tonto solo se le hace retroceder con humor, con más humor. Cuanto menos humor quieran, más humor van a tener, que es lo que más les jode.

-¿Son malos tiempos para el humor en este país?

-No. Son tiempos en que el humor es más necesario que nunca. El humor es el arma del ciudadano civilizado. La alternativa al humor es el odio, y partir de ahí suceden cosas malas. El humor es fundamental como vaselina social, hace que todo fluya y pase mejor. Riéndote no te peleas con nadie. Que dejen de criticar el humor porque es fundamental para que todo funcione.

-Su chiste sobre el Valle de los Caídos, el artículo satírico de El Jueves sobre los antidisturbios y la cocaína, la denuncia de Ortega Cano a los responsables de la revista Mongolia€. ¿La de humorista es una profesión de riesgo actualmente?

-Sí, pero decía George Carlin que si no se remueven en el asiento, no lo estás haciendo bien. El humor te tiene que revolver, te tiene que hacer dudar de tus propios principios, te tiene que escandalizar, sorprender y partir en dos. El humor que es bueno te desmonta para que luego te tengas que volver a montar. A eso los griegos le llamaban catarsis. El humor está para liberarse del peso del día a día, hasta el extremo de que puedas reir de cosas que habitualmente te dan pena, miedo o te escandalizan. Quien no entienda eso no entiende de qué va el humor. El humor no está para darte un masaje sino para descontracturarte. El humor bueno, para mí, es el que te duele, ese humor te cura. Como el otro no molesta, pretenden que solo tengamos ese, el humor relajante, suave, blanquito€ Pues no, el humor también tiene que ser aquel que habla de cómo un burro se folla a una señora encima de la mesa del té. Ese humor es más importante que el otro. Yo quiero que esa señora se folle al burro encima de la mesa del té y luego se vista y diga: "Ay madre mía, qué me ha pasado. ¡Qué burrada!"

-En la peor de sus pesadillas, ¿se imaginaba una "persecución" como la que están sufriendo los humoristas, y algunos músicos, en la España actual?

-No me lo esperaba, la verdad. Yo me crié en democracia y esto de la censura, los valores cristianos y la corrección política me lo habían contado mis padres como una cosa de tiempos pasados. Cuando estaba el censor y tenías que esquivarlo porque te podían venir con la espada y con la cruz. No me esperaba que en pleno siglo XXI tuviéramos que estar dando explicaciones ante un juez por un chiste. La comedia es el último reducto de libertad, el último bastión. Uno es libre de reírse de lo que quiera. La vida ya es bastante puta. La libertad para reírse de lo que a uno le sale de los huevos no te la pueden quitar. Es más importante de lo que parece.

-Hace unos días murió Chiquito de la Calzada. ¿Qué admiraba de este cómico sin igual?

-Chiquito era un fenómeno. Todo en él, el físico, la voz, la forma de hablar, era pura comedia, en estado puro. Era capaz de inventar un idioma y conseguía hacer que te descojonaras con palabras que no existían. Palabras que hemos incorporado a nuestro lenguaje. Es otro gigante de la comedia.