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Crítica de cine

La mujer tranquila

Isabel Coixet adapta una novela corta de Penelope Fitzgerald (1916-2000) que casi obtuvo el prestigioso premio Booker. El argumento, ambientado a finales de los 50, narra las vicisitudes de una mujer (Mortimer), viuda de un soldado de la IIGM, que se muda a un pueblecito de la costa oriental inglesa y decide montar una librería. Tiene la mala suerte de atravesarse a la mujer más acaudalada de la comarca (Clarkson), a pesar de la ayuda de un esquivo divorciado (Nighy).

El tema de la obra, y a la vez la principal duda que plantea a más de un lector o espectador, es por qué una mujer tan poderosa se fija en otra tan insignificante, una hormiga casi. La respuesta está ahí. Además de un punto de Cenicienta (la más joven y vitalista librera frente a la más mayor y amargada terrateniente), es sobre todo un recordatorio de que uno de los pilares, uno de los resortes más efectivos del poder, es la arbitrariedad, las decisiones caprichosas para desconcertar y domar a los súbditos. El acierto de la novela y la adaptación de Coixet es que no montan una tragedia shakesperiana sobre eso, sino que lo dejan en un drama rural sencillo y empático. Las referencias literarias (varias obras de Ray Bradbury o el Lolita de Nabokov) son atinadas. Personajes como la niña o el periodista playboy, son recursos más convencionales. Las actuaciones son sobrias, Coixet ha podido atraer a buenos actores con un limitadísimo presupuesto. El ritmo y el tono recuerdan, por momentos y salvando las distancias, a El hombre tranquilo de John Ford.

La librería

****

Nacionalidad: España, Reino Unido, 110 min.

Director: Isabel Coixet

Actores: Emily Mortimer, Bill Nighy, Patricia Clarkson

Cines: Augusta, CineCiutat.

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