Los libreros que clausuraron ayer la Setmana del Llibre en Català están satisfechos con los resultados del renovado formato: nueva ubicación y todo concentrado en cuatro jornadas. En proporción con la cita hace dos años en la Misericòrdia, las ventas se han animado y también la afluencia de visitantes y la participación en las diversas actividades organizadas.

La presidenta del Gremi de Llibreters, Maria Barceló, aporta algunos datos significativos: en cuatro días de feria, se han vendido más de 1.500 ejemplares de títulos en catalán. Y en las actividades han participado más de 700 personas. "O han estado casi llenas o no han bastado las sillas", detalla.

Barceló sostiene que el espacio, la explanada del Parc de Ses Estacions, es uno de los motivos de tal éxito. "Es un lugar de paso y es fácil acceder a él mediante los distintos medios de transporte", apunta. "Creo que el cambio de fecha también ha ayudado. En esta época no hace ni frío ni calor intenso y eso facilita pasear por Palma.

El librero Francesc Sanchis cree que el tema político y social podría haber influido en este creciente interés por la Setmana. "El día del pregón hubo muchísima gente, nunca había habido tanta", comentó el librero. "Fue emocionante".

Las últimas actividades de la feria se celebraron ayer: cuentacuentos y varias presentaciones, como la del cartel de la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana (que tiene como protagonista a Marià Villangómez), el poemario Esquenes vinclades de Pau Vadell, L'illa, el far, el vent de Vidal -Illanes y Carla Hammerl. Una dona de paraula.

Además de los cinco libros apuntados arriba, también estuvieron entre los más vendidos: Llum a l'arsenal de Lluís Calvo, La senyora Stendhal de Rafel Nadal, Esquenes vinclades, Tothom hauria de ser feminista de Chimamanda Ngozi Adichie y L'illa, el far, el vent.