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Crítica de cine

Ciervo conoce cierva

Al estar el filme avalado por el Oso de Oro en el último festival de Berlín, este tipo de guindas me ponen en una encrucijada cuando no coincido con su veredicto. Toca pulsar el botón cartesiano.

La historia es un chico-conoce-chica, argumento que se remonta al inicio de la Humanidad sin visos de agotarse. Ella y él trabajan en un matadero, lo cual sí es original. Él como director financiero (aunque se comporta como el director absoluto del centro); ella como inspectora sanitaria. Los dos son 'anormales', tampoco nada nuevo. Él tiene una discapacidad física, un brazo totalmente inútil. Ella, mental, síndrome de Asperger. En un chequeo psicológico de todos los empleados por una asunto policial, descubren que ambos comparten exactamente los mismos sueños. Una pareja de ciervos deambulando en un bosque nevado. Saco el bisturí. a) ¿Por qué una chica rarita sólo puede emparejarse con un rarito, aunque sólo sea físicamente? b) Lo de los ciervos es tan poético como inverosímil, ergo distancia al espectador aún más. c) Como los Asperger están a mitad de camino entre la timidez y el autismo sus fronteras son borrosas, y los guionistas -verbigracia, Enyedi- tiran siempre hacia el polo autista, el más resultón. La protagonista de este filme es más fría y rígida que una replicante de Blade runner, acumula manías y carece -extraño- de empatía con los animales (se nota que Enyedi no ha leído Un antropólogo en Marte de Oliver Sacks). Con personajes cuestionables, la película sí muestra sensibilidad, algunas tramas secundarias interesantes (la corrupción endémica de baja intensidad) y una fotografía soberbia.

En cuerpo y alma

cine augusta

***

Nacionalidad: Hungría, 116 min.

Director: Ildiko Enyedi.

Actores: Geza Morcsany, Alexandra Borbely, Zoltan Schneider.

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