Pere Joan descubre Mallorca desde un caleidoscopio de posibilidades y enfoques que invitan al espectador a reflexionar sobre el devenir, la idiosincrasia y las problemáticas de una isla que guarda una relación compleja con el turismo. Su último cómic -o libro de ilustraciones con textos teóricos, para ser más precisos- estimula las ideas e incluso en él se proponen soluciones -con el sentido del humor que tanto caracteriza al dibujante- para actuar ante la masificación que padece Mallorca.
En el último capítulo de Memòria selectiva. Postals dibuixades de Mallorca al límit (Disset, con el apoyo de la conselleria de Cultura e Illenc), se recogen tres propuestas que atienden a este último punto. Es el caso, por ejemplo, de la invasión de las rotondas. "Ya que nos falta espacio y en la isla vamos sobrados de ellas, por qué no las ocupamos y las llenamos de chalés", se pregunta Pere Joan, quien bautiza a los habitantes de estas porciones de tierra circulares como "rotondistas". Otra de sus iniciativas pasaría por fabricar otras islas, móviles o fijas. "Necesitamos crear costa sin tocar lo que hay", comenta. "Con los rotondistas y los archipielaguistas, se crearían nuevas identidades. Aunque he de decir que la identidad no es algo que me preocupe. Somos múltiples y esquizofrénicos, y no hemos de renunciar a ello. Por otra parte, creativamente has de dar variantes. Y a los indecisos como yo nos va muy bien esa multiplicidad", confiesa.
Sobre la masificación, el dibujante sostiene que "nadie se atreve a poner límites en Mallorca". "Como no hacen nada ante esta situación, doy soluciones con mis dibujos", continúa. Pese a ello, matiza: "Las multitudes me agobian, pero soy consciente de que todos somos turistas de alguna forma".
El nuevo álbum del autor nace de un encargo de realizar ilustraciones sobre la isla. "Llevaba años dibujándolas y recopilando varias de estas imágenes, pero me di cuenta de que en su conjunto no reflejaban la Mallorca real. Fue por eso que decidí ampliar el proyecto ofreciendo nuevos puntos de vista", explica.
Muchas de las imágenes contenidas en el libro son como postales donde se refleja la realidad de la isla cuando Pere Joan era niño. "De hecho, las postales ya están en desuso. Antes mostraban la realidad tal cual era, no se borraba nada, ni el nombre de un hotel o de un objeto de consumo", comenta. En el volumen, el dibujante se inventa el término "post-postal" para dotar de cuerpo teórico a su recuperación de este género gráfico. "¿Qué sentido tiene hoy la postal? ¿Es ya simplemente un residuo nostálgico o bien la saturación fotográfica que vivimos nos abre la posibilidad de un registro gráfico particular para trabajar el recuerdo imaginativo y nuevas posibilidades de afrontar el paisaje?", se pregunta el autor en los primeros textos del tomo.
En Memòria selectiva, el lector se encontrará con reflexiones sobre el horizonte, los círculos, la distancia de respeto a partir de las marcas rojas y verdes del siurell, clasificaciones posibles de turistas, los cruceros, las bicicletas, los chiringuitos, las matances, los pinos que parecen que se tiran al mar, los llaüts, la placidez...
Las características del estilo de Pere Joan vuelven a citarse en el volumen. Hay serializaciones y variables de los objetos ilustrados. Se dibuja la posibilidad de lo imposible. Y todo él lo conforman piezas sueltas de un gran puzzle. Memòria selectiva está lleno de detalles y sorpresas irónicas que invitan a ser descubiertos sin la dictadura del minutero.
