Compagina el Código Penal y los expedientes judiciales de sus clientes con los lienzos, los óleos y los pinceles. Son las dos facetas de José Ignacio Herrero (Guinea Ecuatorial, 1967), Chiqui, reconocido abogado penalista de Palma, que lleva seis años volcado en la pintura. Hoy a partir de las siete y media de la tarde expone su obra en Ramón Bellas Artes, en la calle Bisbe Campins de Palma, en la Nit de l'Art. Se trata de su primera exposición individual.

Sus cuadros se centran en la misma temática: quijotes, barcos, desnudos, bicicletas y bailarinas. "Pintar me sirve como terapia, para evadirme. Ya no paso el tiempo de copas en los bares", admite Herrero con sinceridad.

El letrado lleva más de veinte años ejerciendo el Derecho en la isla. Está personado en casos tan mediáticos de corrupción como Cursach o Nóos. Este año recibió una mención honorífica por formar parte del equipo de justicia gratuita como abogado de oficio y en reconocimiento a su trayectoria por parte del Colegio de Abogados de las Illes Balears.

Su principal afición ahora es la pintura. "Empecé a dibujar de pequeño. Con cinco o seis años en el colegio me gustaba mucho el dibujo y el arte", detalla Herrero. Nació en Guinea Ecuatorial porque su padre, especialista en Medicina Tropical, trabajó para la ONU en varios países africanos como el Congo Belga y Guinea.

Con la adolescencia, dejó la pintura "por otras distracciones propias de la edad". Años después, su vida dio un cambio. "Tras el divorcio salía mucho de copas por los bares. Me busqué un 'hobby' para alejarme de aquello. Fue el 30 de abril de 2011 cuando pasé por delante de la tienda Ramón Bellas Artes y compré por 70 euros un caballete, una caja de óleos y un lienzo. Al principio no me salía nada. Luego probé con el carboncillo. Hacía bocetos muy rápidos. Me apunté a una academia y a los dos años me cansé. Ahora, pruebo cosas nuevas con otros materiales y técnicas por diversión", explica el penalista.

"Me baso en fotografías, en imágenes y en otros cuadros. Cuando pinto me abstraigo de mis preocupaciones. Se me pasa el tiempo muy rápido. También veo el mundo de forma diferente. Me fijo en las caras, en los cuerpos de las mujeres de otra forma, observo las luces, las sombras, los colores. Miras de otra manera", añade Herrero. Hoy deja la toga a un lado y muestra sus cuadros a todos aquellos que quieran disfrutar de la Nit de l'Art.