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Cine

Ventura Pons: "El día 2, después del referéndum, el árbitro será Angela Merkel"

"No me gusta el poder, prefiero hablar de las personas" - "El cine es la muestra de una mirada"

Ventura Pons, ayer, frente al cine Rívoli. Guillem Bosch

Ventura Pons (Barcelona, 1945) llegó ayer a la sala Rívoli casi al tiempo que el ministerio de Cultura anunciaba la bajada del IVA al cine del 21 al 10%. "Ya era hora, pero se ha de leer la letra pequeña. ¿Cuándo entrará en vigor?", preguntó el cineasta catalán. "Menos mal que han despertado. Montoro tenía que hacer alguna cosa, estábamos siendo el hazmerreír de Europa con ese IVA", comenta. Pons, que ayer presentó en Palma su última película, Sabates grosses, lamenta el trato que viene recibiendo el séptimo arte en el país.

"Recuerdo el año que tuve a Mariano Rajoy sentado al lado en una gala de los Goya. En cuatro horas, fui incapaz de mantener una conversación con él. Era el ministro de Cultura y no habló de nada de cultura. Luego me dijeron que igual habríamos podido charlar si le hubiera sacado algún tema de deportes, sobre todo si era sobre ciclismo", relata disgustado.

La película de Pons, que hoy se estrena en el Rívoli (pases a las 16 y a las 22.20 horas) y en el Multicines Manacor (con una única sesión), es un fresco de la multiculturalidad de Barcelona, un tema en el punto de mira después del atentado del pasado agosto en las Ramblas. "Hemos de evitar la islamofobia. Creo que la manifestación que hubo el otro día, muy civilizada, fue un gran ejemplo. También me emocionó mucho el discurso de la hermana de dos de los terroristas en la concentración de Ripoll", señala.

La historia de Sabates grosses es biográfica. Un retrato cosido a partir de situaciones cómicas y los dramas reales de los vecinos de la Casa de las Columnas, en Barcelona, donde el director vive desde hace un par de décadas. El guión lo escribió en quince noches. "Estaba enfadado, bajaba de Cadaqués [donde ha rodado una película sobre la hermana de Dalí] y empecé a narrar la historia de las personas del barrio. Me di cuenta de que ahí había una película", comenta. "El cine no es más que enseñar tu propia mirada. Esto conlleva que has de haber mirado antes y que has de hacer un poco de Dios", apunta.

Vecindario

Los personajes del vecindario son de lo más variopinto así como las situaciones: una escocesa que explica el tema de la independencia; la figura de un aristócrata ultraconservador venido a menos, Mariano Duran; que una antena del Cesid ocupara uno de los pisos de la finca; o que el portal fuese la puerta falsa para atender a los clientes de las preferentes de Caixa Laietana sin que los viesen llorar los clientes de la oficina de los bajos. El hilo que va tejiendo con cierto orden la historia lo manejan las porteras de la finca protagonista y la del portal de al lado, que acaban siendo las narradoras. El reparto cuenta con algunas de las figuras más emblemáticas de la comedia catalana, y entre ellos algunos actores que han colaborado con Pons en varias producciones: Amparo Moreno, Pedro Ruiz, Vicky Peña, Winnie Marx, Mingo Ràfols, Lucrecia, Roser Vilajosana...

Pons asegura que se ha decantado por una comedia porque "me gusta más reír que llorar". Mientras su cinta es una oda a la multiculturalidad y la convivencia, el cineasta no comprende cómo puede haber gente que rechace esa cohabitación. "El mundo está cambiando y en él cabemos todos", sostiene. El filme está rodado en castellano, catalán, inglés, alemán y ruso, reflejo de una especie de Torre de Babel, que es la Barcelona actual.

Convivencia

Acerca de la convivencia entre España y Cataluña, Pons descarta que haya guerra alguna. "Esto es la batalla de la democracia, pero no se quieren enterar". comenta. "Nosotros no estamos por la independencia sino que estamos hablando por la democracia", apostilla. "El día 2 [de octubre], después del referéndum, el árbitro de toda esta situación será Angela Merkel", opina convencido. "Europa y tampoco España no se pueden permitir perder una potencia económica tan fuerte como Cataluña", añade. "Nosotros queremos ser países hermanos. España es un país fantástico, con una cultura estupenda. Lo que a mí no me gusta es el poder; prefiero hablar de las personas. El problema es el respeto que no nos tienen", comenta.

Asegura que hay pocos políticos que son buenas personas. "Puigdemont sí lo es. Ha cumplido con su palabra además. A mí me gusta, y eso que no le he votado", señala. "Artur Mas también es bueno, lo que pasa es que los de la CUP le cortaron la cabeza. Quien es malísima es Lady Macbeth, es decir, Marta Ferrussola", apunta. "¿Por qué no actuó el Estado contra ella cuando sabían lo que estaba pasando? El tema es que no tenemos un Estado que nos defiende", lamenta.

Del cine actual, lo que más le interesa son las mujeres. "Me encanta lo que están rodando cineastas como Mar Coll, Elena Martín, Roser Aguilar, etc. Da la casualidad de que son todas catalanas. Isabel Coixet no tiene identidad para mí, como tampoco la tiene Bayona. Pero es mi opinión: hay cabida para todos y me parece muy bien que hagan películas", concluye.

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